Hans Holbein fue el creador de Tinder, bueno no, así como así, no le puso Tinder, le puso Haus of Holbein, esto fue en 1539.
Creo que
todos tenemos o hemos tenido Tinder, el que diga que no está mintiendo o puede
que sea un romántico empedernido que cree que va a encontrar al amor de su vida
en una cafetería y que le va a preguntar que está tomando; por favor, como si
fuéramos Julia Roberts y Ryan Gosling. En realidad, la vida no es así, ni lo
fue, y para cómo van las cosas no creo que lo serán.
Hans Holbein fue el creador de Tinder, bueno no, así como así, no le puso Tinder, le puso Haus of Holbein, esto fue en 1539. Él era el encargado de hacer los retratos de los influencers de antaño: los reyes, reinas, príncipes y princesas. Holbein era admirado por hombres y mujeres. Imagínate, ese hombre te podía pintar como un dios griego y también conocía a toda la nobleza de todos lados, era el perfecto wingman, o, en otras palabras, era un Tinder.
En una de
esas, llegó el mismísimo Enrique octavo con Holbein, para los incultos, nuestro
Henry, literalmente creó una nueva religión para poder divorciarse, un rey
normal: absorto de poder. El punto es que Henry buscaba su cuarta víctima o
esposa (misma cosa). Después de ver varios retratos y dar swipe left, vio el retrato de Ana de Cléveris, una preciosa rica
alemana y vaya ¿qué rey no caería rendido a sus pies?
Cuando el
rey conoce a Anita, fue el primer "catfish"
del mundo, no por ella, sino por él. Ana se encontró con un rey feo con una
pierna sumida en pus. El rey en un intento desesperado, la catalogó tan fea que
anuló el matrimonio. Seamos honestos, Ana no era fea, Henry era sólo un hombre
tóxico, rico en una posición de poder, que no tenía el mejor historial de
fidelidad. Para librarse, le dio dos castillos para vivir sola con todos los
sirvientes que quisiera para que lo dejara en paz y pudiera tener una quinta
esposa.
Hombres como Enrique no son de una época, son los hombres de siempre. Son los hombres que piden estándares imposibles cuando dan el mínimo sólo porque el sistema los tiene en una posición más alta; son los que validan a las mujeres sólo por cómo se ven.