Ilustrando la Historia - El Grito de Zacatelco por Leonardo Castillo Cuahutencos

Leonardo Castillo Cuahutencos (BUAP)

La clase de abajo, vivía una era de terror, en la que los rurales cometían los más grandes actos de opresión y las clases privilegiadas, explotaban el sangrado trabajo del hombre del campo y del taller.

El 16 de septiembre es una fecha importante para México, debido a la conmemoración del inicio de la lucha por la Independencia de aquel país.  La cual comenzó la madrugada del año de 1810, cuando el cura Miguel Hidalgo, párroco del pueblo de Dolores, hizo un llamado a la rebelión para acabar con el yugo del dominio español, ejercido por casi 300 años. Este evento es conocido como: "El Grito de Dolores", es un día para recordar y honrar a los héroes del proceso independentista mexicano, reflexionando sobre el valor de la libertad y la soberanía nacional.


Sucede algo similar en esta fecha casi un siglo después, el 16 de septiembre de 1910, mientras México celebraba el centenario de su Independencia en Zacatelco, un poblado al sur del Estado de Tlaxcala. Se vivió momentos de agitación y descontento, que reflejaban las profundas divisiones y desigualdades de la época. A pesar de ser un hecho histórico casi olvidado, destaca el contexto más amplio de la lucha por la justicia social y el cambio que se estaba gestando en el país.


En el panorama de Tlaxcala, bajo la égida del régimen porfiriano, se podían observar dos perspectivas distintas de la realidad. Estas dos visiones reflejaban las profundas divisiones sociales y las desigualdades: por un lado, la aristocracia porfiriana gozaba de los placeres que les otorgaba su poder y riqueza; en el otro extremo, encontramos aquellos que padecían los malos tratos y las duras condiciones de vida, sin la oportunidad de expresar su disgusto, porque cualquier intento de organización o protesta era reprimido por las fuerzas del gobierno.


Durante el Porfiriato, Tlaxcala fue gobernada por Don Prospero Cahuantzi, quien gobernó el Estado por más de 25 años, durante su mandato se desarrolló el auge de las haciendas, lo que marcó para la población un estado de inseguridad y de miseria. La clase de abajo, vivía una era de terror, en la que los rurales cometían los más grandes actos de opresión y las clases privilegiadas, explotaban el sangrado trabajo del hombre del campo y del taller.


Mientras en la capital se alzaban grandes monumentos, como la construcción del Ángel de la Independencia o el proyecto que nunca se pudo concretar del Palacio Legislativo Federal. Se realizaba una serie de eventos y festividades para galardonar el centenario, mostrar los grandes logros de la administración del orden y progreso. Las festividades, aunque grandiosas, no lograron ocultar el otro México, un México en el que gran parte de la población vivía sometida, enfrentaban explotación laboral, bajos salarios y malas condiciones de vida. Teniendo en cuenta este panorama el gobierno de Díaz, desplegó una amplia estrategia de control y represión, para evitar cualquier manifestación de descontento o protesta.


Se empezó a correr rumores que en Zacatelco, se iba a cometer un boicot en contra de las fiestas patrias. Fue en la mañana del 16 de septiembre que la población de Zacatelco, se alzaba y con furor se oían proclamas al grito de “viva Madero” y “muera el Gral. Díaz”, así como al gobernador Cahuantzi. Ante ello el jefe político, Rafael Cuellar, informó de los sucesos al gobernador. Por lo que Cahuantzi, desplegó a los rurales y pidió apoyo de tropas provenientes de la ciudad de Puebla, para sofocar los disturbios. Una vez llegado la tropa, abrieron fuego en contra de los manifestantes, evidenciando la política de “mátalos en caliente”, se contó con víctimas mortales y varios heridos.


La manifestación del 16 de septiembre de 1910 en Zacatelco, son parte del contexto de agitación social que precedió a la Revolución Mexicana, y con ello, el movimiento revolucionario de los hermanos Arenas (Domingo y Cirilo). Lamentablemente se desconoce de este suceso, para combatir el olvido, es crucial fomentar un interés amplio en la historia y asegurar que se preserven. 

 

Ilustración 1: Anónimo, El Gral. Porfirio Díaz junto al Gobernador de Tlaxcala Prospero Cahuantzi durante una visita al Estado, Tlaxco, 1894, Archivo del Ayuntamiento de Tlaxco.



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