Aguas de historia - Comer en tabasqueño por Mariana Aurora Gómez Laureano

 

Mariana Aurora Gómez Laureano (ENAH)


El sofocante sentir de la tierra, el pavimento y los rayos del sol, reciben una enmienda misericordiosa, tomar un pozol, bebida de cacao y maíz que puede calmar el sufrimiento de este infierno.


La comida tabasqueña es un caso abundante y particular del sureste del país, hoy después de comerme un Sushi en la capital de este enorme México, el ingrediente específico del plátano macho me hizo pensar en la distancia entre este platillo de arroz y Philadelphia de unas empanadas, unos salbutes o de los panuchos de los gallegos del mercado o los imperdibles del Charco del Sapo en la avenida Usumacinta. Ni hablar del pozol que, como botiquín de primeros auxilios, se encuentra por toda la ciudad con los característicos triciclos. El pozol se consume como bebida y alimento, Tabasco oscila una temperatura promedio al año de cálido -húmedo, es decir, un titipuchal[1] de calor. Así las largas caminatas en el centro y al asfalto, hacen imposible no desear tomarse uno. Una larga jornada de trabajo bajo el sol, en la milpa o en la obra, sólo puede significar una cosa: un botao[2] de pozol.

 

Ubicar a la comida tabasqueña, es posicionarse en las cocinas hogareñas y en la cercanía con el campo, desde el inicio de mi vida foránea, me ví envuelta en el pensamiento (e inevitable deseo) de un buen queso fresco, una fruta recién cortada, un caldo de mi abuela Tila hecho a la leña, un jugo de naranja de la mata de atrás o pozol bien fresco con su dulce de leche.

 

Cuando hace frío, el café de olla es inevitable, no puedo evitar pedirle una taza a mi abuelo Pepe y él lo prepara con amor y rapidez para acompañarlo con leche, galletas de animalitos o de globo. El pan de riñón originario del municipio de Centla, llamado así porque el hacerlo tiene forma parecida a un riñón, es un claro ejemplo de la versatilidad de la comida con su clima.

 

Aquí todo es fuerte, incesante. Todo es agua, pero a la vez todo es fuego. Aquí es sol quema, como quema el primer beso. Tener kilómetros de agua como venas que nos forman, no significa la ausencia de calor. Aquí el humedal no es suficiente y la piel espira el agua de nuestra vitalidad.

 

Hay un total de cinco tipos de vegetación: bosque tropical perennifolio, bosque tropical subcaducifolio, bosque tropical caducifolio, pastizal y vegetación acuático y subacuático. El infierno verde, la llaman, aquí todo es agua y todo es verde, aquí el suelo permite tener todo, la ganadería, la agricultura, el petróleo y la pesca. Mi última visita a Villahermosa me recibió con las nubes cubiertas de grises, el viento se miraba entre humaredas, entonces me detuve a pensar en esta dicotomía que parece tan opuesta y que en Tabasco se haga realizada. Aquí se alcanzan los 50 C° y las sensaciones térmicas ni hablar, entonces las partes verdes se tornan oscuras.

 

Tabasco es conocido como el “infierno verde” porque la vegetación que abunda es enorme pero el calor que existe la mayor parte del año es sofocante. Sin duda el clima de Tabasco influye en la dinámica social de sus habitantes, trabajar al aire libre entre las horas del sol puede resultar un verdadero infierno, las noches con las ventanas cerradas parecen un horno y las ventanas abiertas solo pueden significar una cosa, mosquitos, se piensa una o dos veces para ir a un lugar si hay demasiado calor. El sofocante sentir de la tierra, el pavimento y los rayos del sol, reciben una enmienda misericordiosa, tomar un pozol, bebida de cacao y maíz que puede calmar el sufrimiento de este infierno.

 

Desde la época prehispánica el “pochotl”, era una bebida apreciada por los habitantes del actual territorio denominado olmeca-maya, no importa la hora del día, pues aquí todo el día hace calor y el pozol brinda lo necesario para saciar esa sed. Ahora imaginemos a los antiguos olmecas, sin mini Split, sin ventiladores únicamente a la misericordia de la sombra de un buen árbol y al saciante sabor del pozol.

 

En la actualidad el ingenio ha producido pozol con cacahuate, con camote hay quienes le agregan azúcar u horchata (acto con el que estoy muy en desacuerdo). Hoy en día al igual que nuestros antepasados después o durante un día de incesante calor, el pozol siempre sana el sentir vivir en este infierno.



[1] Cantidad considerable

[2] Recipiente de peltre o aluminio donde se bebe el pozol


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