El tícitl moderno - El tícitl moderno por Alexis Domínguez

Dr. Alexis Domínguez (Médico)

imaginé la búsqueda del diagnóstico de la patología de mis pacientes, todo ese proceso y método del interrogatorio médico: exploración, diagnóstico y tratamiento; como una realización vaga, algo alejada de la arqueología y la investigación histórica, tomando la sintomatología de mis pacientes, como esas piezas en el rompecabezas que habría que terminar de encontrar, para poder armar el final completo.


En la entrega previa, escribí la anécdota sobre las circunstancias de la vida que me hicieron escoger, entre poder estudiar lo que yo amaba o hacer una carrera profesional con mejor “perfil económico”. Me encontraba entre la espada y la pared, mi decisión terminó girando hacia la carrera de Médico Cirujano, teniendo que olvidar, contra todo pronóstico de una mente necia como la mía, el sueño de ser arqueólogo. 


Los primeros dos semestres se convirtieron en un martirio, no tenía la mínima necesidad de tomarle gusto a la forma de los huesos, ni de saber el origen y el fin de las enfermedades humanas. Desde aquella visita al museo, durante toda mi infancia y adolescencia, habría podido asegurar con certeza rotunda, que yo acabaría siendo director del INAH o de algún museo de renombre- la inocencia profesional, ya la conocen-. Sin embargo, me encontraba en una sala de anfiteatro que hedía a formol o en un laboratorio que nos enseñaba embriología con laminillas de microscopio, del proceso de ontogénesis del pollo tratando de equiparar el del H.  sapiens.


La lítica tuvo que refugiarse, tan solo como una materia a la cual accedía desde mi computadora personal, leyendo de forma autodidacta. La medicina humana, acabó relegando al último rincón de mi memoria, la idea utópica de poder ir paseando entre los horarios de receso, en los jardines de la mítica ENAH o retozar los domingos de museo gratuito en el MNAH. 


Resignado en su totalidad, comencé a tomarle cariño a la bella y honrosa profesión que hoy me da de comer, hasta el primer periodo de prácticas hospitalarias. Cansado de la monotonía universitaria que se basaba en las lecturas de gruesos libros de médicos norteamericanos, o realizar exposiciones electrónicas en un programa computacional muy conocido, los primeros acercamientos con mis pacientes me pudieron encender nuevamente una ligera chispa en mi corazón prehispánico. 


Tratando de compensar con una analogía inverosímil, pero certera y funcional para mí, imaginé la búsqueda del diagnóstico de la patología de mis pacientes, todo ese proceso y método del interrogatorio médico: exploración, diagnóstico y tratamiento; como una realización vaga, algo alejada de la arqueología y la investigación histórica, tomando la sintomatología de mis pacientes, como esas piezas en el rompecabezas que habría que terminar de encontrar, para poder armar el final completo. En términos médicos, un diagnóstico. Buscaba, analógicamente hablando, una forma de encontrar lo que ya estaba haciendo con la misma pasión que haría la investigación de un monumento, una pieza arqueológica o un texto antiguo.


Y finalmente llegó, amable lector o lectora, la pasión que sentí en algún momento por las ciencias sociales, se hizo presente en las ciencias médicas. Para el tiempo en el cual yo terminé la carrera, la medicina me había regalado muchos momentos increíbles, llenos de aprendizaje y gratitud que me han hecho poder seguir amando esta profesión que no me deja de sorprender, día con día y trae consigo momentos de angustia, estrés y resiliencia.


También estoy agradecido con los encargados de realizar esta magnífica gaceta, que permite a gente como yo acercarnos un poco a la genialidad de las ciencias sociales, conocer la importancia y grandeza de la ENAH, así como la facilidad de poder leer a personas que al igual que uno, gustan de las grandes historias que tiene que contar este país.


Por el momento se despide de ustedes, el Dr. Alexis Domínguez Castillo, médico cirujano por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, enamorado de la historia de México y escritor de afición, fotógrafo de fin de semana y explorador de lo inexplorado. Los invito a acompañarme en esta nueva travesía en la Gaceta de Imaginación Histórica les aseguro, no se van a arrepentir.

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