Entonces, ¿es realmente una obra en beneficio de la población y su identidad? o sólo un proyecto más que busca enaltecer en cierta medida una propaganda nacionalista para la que se considera la cultura madre...
Museo Nacional Olmeca y
contradicción con la Poesía de Pellicer.
Un 4 de marzo de 1958 Carlos
Pellicer Cámara, vio vivo el poema que narraba a Alfonso Reyes: “Figúrate un
poema de siete hectáreas. Con versos milenarios y encuadernados en misterio.
Naturalmente a orillas de un lago” cita Rosa Elena Cortés en Novedades de
Tabasco en una nota publicada un año atrás. Con ello nos dejaba un museo que
nos brindaría un recorrido al aire libre entre la naturaleza y la arqueología.
Es así como el Parque Museo La Venta resguardaría 33 piezas arqueológicas entre
altares, estelas y cabezas colosales correspondientes a la llamada cultura
Olmeca junto a un área designada para 650 especies de fauna, entre los que
figuran reptiles, aves, insectos y mamíferos en un ambiente que conservaría
parte de la flora típica de Villahermosa. Es así como Carlos Pellicer, escaló a
un nivel donde la poesía cobraba un sentido diferente pues uno podría vivirla
con cada paso que daba durante su recorrido, como lo hizo a lo largo de su vida
fusionó la arqueología con la poesía, mostrando la importancia de la historia
de Tabasco con los primeros habitantes del ahora llamado territorio.
Es por ello importante
cuestionarnos ¿para quién hacemos los museos? Recordando la labor museográfica
de Pellicer, me atrevería a poner sobre la mesa los puntos importantes para
considerar el actual proyecto de Museo Nacional Olmeca.
Desde siempre ha habido una
enfermedad que nos lleva a la centralización de la cultura, colocar nuestros
museos en la capital del estado aun cuando las zonas arqueológicas son
resguardadas por los actuales municipios. Si bien es cierto que la identidad
cultural existe de manera escasa, fomentarla es una labor de los estudiosos en
la materia. Muchas de las zonas arqueológicas se encuentran en el abandono
principalmente debido a su ubicación, realidad que debería incitarnos a
realizar un plan de acción en lugar de hacernos de la vista gorda.
¿Qué significa entonces, realizar
un museo en la actualidad? Sería importante cuestionarse sobre el discurso que
se desea transmitir a través de estos espacios, los museos tienen el objetivo
de llegar a la población con un mensaje especifico y la respuesta que se ha
tenido al respecto al Museo Olmeca es un claro ejemplo de la conciencia que los
tabasqueños tienen de la misma, es decir el abandono y deterioro de diversos
espacios. En el caso del proyecto, el problema principal radica en la
afectación que tendría en el espacio natural de relevancia en la capital
tabasqueña, la imagen que se tiene de Pellicer y su labor museográfica. Los
espacios abandonados o poco atendidos que ya forman parte del INAH, evidencian la mala gestión del instituto con el presupuesto destinado a
estos lugares. Entonces, ¿es realmente una obra en beneficio de la población y
su identidad? o sólo un proyecto más que busca enaltecer en cierta
medida una propaganda nacionalista para que se considera la cultura madre
(tema que desde la arqueología ha sido un eterno debate, pues si de datos
concretos hablamos, dicha cultura ocupó el espacio de lo que hoy denominamos
Veracruz y Tabasco, por otro lado sería
más una idea romántica considerarla la primera cultura, pues la
evidencia arqueológica resalta su presencia en otras partes del país por lo que
se podría tratar de una cultura con bastantes características que les hizo convivir
con otras culturas contemporáneas a ella, si bien la temporalidad es anterior a
la cultura maya, no es el único indicador para considerarla con tal
denominación, lo cual es un trabajo en el que se dedican arqueólogos e
historiadores, para quienes el trabajo persiste) y así a su vez tener una obra
que entregar en un sexenio más (y bajo la dictadura de Diego Prieto). Brindando
así un galardón a este nuevo gobierno de la transformación para tener un sitio
donde mostrar lo que el mismo gobierno presume. Pues la gente no está en contra
del proyecto, sino de la ubicación del mismo, así como su afectación al entorno
natural. Personalmente desde mi vivencia cercana al Instituto Nacional de
Antropología e Historia el disgusto empieza cuando conocemos la historia y las
condiciones del mismo, existiendo la alternativa de elaborar o rescatar dicha
maqueta en otros espacios de los que están abandonados.
Es por ello que vuelve a resonar la pregunta ¿para quién estamos haciendo los museos? Más bien deberíamos detenernos a cuestionar el discurso museográfico que tienen los actuales recintos de la ciudad de Villahermosa y del resto del estado. ¿Estamos realmente creando una identidad a la que la población pueda arraigarse? Para que, partiendo desde esa base, la propia población pueda cuidar y defender todo lo que ello involucre como lo son las piezas arqueológicas. Porque es importante resaltar que el cuidado y la conservación de las piezas no es únicamente el trabajo del INAH como instituto, se necesita una actividad interdisciplinaria entre los profesionales y la población. Pues la preservación de las piezas y del discurso es posible en cualquier contexto porque existen testimonios para sustentar esta afirmación. Sin embargo, los museos se sostendrán cuando formen parte del sentido de vida de las y los tabasqueños no importa donde, porque si hay un lugar donde el sol irradie con dureza es Tabasco y los primeros Olmecas lo sabían, la escultura monumental demuestra su inteligencia y capacidad con que la hicieron entre 1154 y 604 a.C. y las piezas persisten, pues modificar el Parque sería como intentar usar sinónimos en cualquier poema del tabasqueño para justificar que así se entenderá mejor, sería mutilar un poema y con ello su esencia.