Diario para no olvidar - La lucha por la memoria por Hernani Herrera

 

Hernani Herrera Peña (ENAH)
Contacto: alan.herrera@enah.edu.mx

La memoria de esta lucha se resiste a no ser olvidada. Y esa resistencia la expresan quienes participaron o estuvieron cerca del movimiento. Pero también las nuevas generaciones que toman este ejemplo como propio y desean que siga viva la memoria de Sierra Blanca. Evitar el olvido es también toda una pugna, pues te compromete a repensar la historia del tiempo presente y que nos compete como comunidad.

Hoy se cumple un cuarto de siglo de una lucha que detuvo la construcción del tiradero nuclear de Sierra Blanca. Para quienes no conozcan esta historia que ya forma parte de nuestro devenir como región ahí les va breve resumen. Pues resulta que en la década de los ochenta se propuso que justo en una población fronteriza texana, a unos cuantos kilómetros del Grand River o río Bravo, se pusiera un tiradero para desechos nucleares que vinieran de otras regiones más al norte de los Estados Unidos. Esa población lleva por nombre Sierra Blanca.


A partir de esa intención se articuló un movimiento ambientalista de carácter binacional, abriendo una lucha que duró trece años y logró detener ese proyecto de muerte. No obstante, eso solo fue un primer paso para motivar la resistencia ante este tipo de proyectos en toda la franja fronteriza en años posteriores.


La memoria de esta lucha se resiste a no ser olvidada. Y esa resistencia la expresan quienes participaron o estuvieron cerca del movimiento. Pero también las nuevas generaciones que toman este ejemplo como propio y desean que siga viva la memoria de Sierra Blanca. Evitar el olvido es también toda una pugna, pues te compromete a repensar la historia del tiempo presente y que nos compete como comunidad.


De forma personal puedo decir que tengo un compromiso con esta memoria, pues desde muy niño tuve contacto a esa historia de mil batallas gracias mi abuelo el Profesor Manuel Robles. Este hombre fue parte de la lucha y junto a su Museo Regional del Valle de Juárez dio trinchera para conspirar contra el Imperio más poderoso del mundo. Y cada año el profe Robles celebraba un aniversario más de ese hecho, sin bajar nunca la guardia de tener que volver a marchar. Al igual de concientizar sobre la capacidad que tienen los pueblos unidos.


Así, fotografías, notas de periódicos y reportajes inundaron mi imaginario sobre este acontecimiento. Una vez que el Profe Robles partió de este mundo dejó la memoria muy viva en jóvenes corazones. Y es que ese proceso histórico no se olvida, sigue viva gracias a las tantas gentes que han tomado esta lección histórica y la han hecho parte de su cotidianidad.


Sin embargo, la contienda por la memoria nunca es sencilla pues siempre anda por ahí algún desmemoriado, hijo del erario público, que quiere matar a la propia historia. Precisamente el año pasado, 2022, se buscaba que el cabildo de Ciudad Juárez reconociera la fecha del 22 de octubre para conmemorarla oficialmente en el municipio y ampliar la concientización por un medio ambiente sano. No obstante, hubo oposición por la infinita estupidez de parte de ciertos ladrones públicos.


Hay que decirlo, para no olvidarlo, el más notorio de estos desmemoriados fue Joob Quintin, quien argumentó que era más necesario celebrar efemérides como el 12 de octubre. Ese es el nivel de discusión y discurso que tienen nuestros desgobernantes y por eso el suceso de Sierra Blanca sigue viva. Para seguir abriendo camino ante las ideas que se oponen a los cambios en beneficio de la comunidad y de nuestro propio planeta. Por eso es que la lucha de quienes se opusieron al tiradero sigue siendo nuestra lucha.


Este año se conmemoró en los arenales del ejido Jesús Carranza en el Valle de Juárez y se dieron pláticas en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez sobre esta experiencia histórica. El año pasado compartimos reportajes del movimiento en la panadería Rezizte. Con esto veo a una juventud interesada en esta memoria y eso me parece que ya es una victoria en sí misma. Pues esa memoria viva nos hace saber que las cosas se pueden cambiar y hay que cambiarlas.


Nuestra lucha por la memoria y las luchas que vengan no las van a impedir poderosos o gente de dinero. El olvido es un enemigo grande y que si nos descuidamos nos toma por sorpresa, pero afortunadamente donde hay raíces profundas con la historia es difícil llegar a desmemoriarse. Quiero cerrar con una frase dicha por el profesor Robles en la décima quinta conmemoración de Sierra Blanca, hace diez años:


“No podemos olvidar Guadalupe, no podemos olvidar con una esperanza a Práxedis, Porvenir y también ambientalistas de Estados Unidos, que ahora nos acompañan para refrendar esta victoria. Esta victoria que tardó trece años para poder dar el fallo de los tres jueces y decir no, no y no se le dio a esa construcción”.


No hay que olvidar camaradas, por eso la lucha sigue.









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