Diario para no olvidar - ¡Qué florezca la Historia por todas partes! por Hernani Herrera

 

Hernani Herrera Peña (ENAH)
Contacto: alan.herrera@enah.edu.mx


Es precisamente saber que la realidad cambia, y lo puede hacer para bien, lo que me motiva a seguir haciendo de la Historia un lugar ante la distopía. Eso me ha llevado a pensar en la esperanza histórica. Pues, qué sentido tendría entonces estudiar una disciplina muerta y rígida.

Llegan esas semanas del año en las que durante mis trayectos en transporte público se atraviesan los meses pasados. Voltear atrás y pensar en ello me torna nostálgico. Así, he caído en cuenta de lo especial que fue esta temporada para hacer crecer desde el corazón una de mis grandes pasiones: la Historia.


Ese gran amor me ha llevado a lugares improbables. Ahora quiero hacer algunas anotaciones sobre lo aprendido. Tómese esto como el inicio de un diálogo con mis propias experiencias, pensadas al pie de varias carreteras.


En primer lugar, descubrí la necesidad de una Historia viva. Es decir, aquella comprometida con el tiempo presente y la construcción de futuro. Viniendo de una frontera doliente como Ciudad Juárez esto se vuelve urgente, lo cual aplica para toda América Latina. Por lo cual ha crecido un compromiso desde mi trinchera histórica, donde reside una gran esperanza.


Es precisamente saber que la realidad cambia, y lo puede hacer para bien, lo que me motiva a seguir haciendo de la Historia un lugar ante la distopía. Eso me ha llevado a pensar en la esperanza histórica. Pues, qué sentido tendría entonces estudiar una disciplina muerta y rígida.

Déjenme explicar un poco más esto último. Cuando empezamos con la divulgación y educación, desde el año pasado, teníamos una estrella como guía: una Historia comprometida con su tiempo.


A lo largo del camino, hemos ido aprendiendo estrategias y formas de trabajar. Y una de ellas es el entender que la Historia, como ciencia social, debe ser “sembrada” en comunidad para convertirse en práctica cotidiana. Es decir, que tenga una utilidad para nuestras vidas.


Si bien aprender las efemérides y acontecimientos puede ser bonito, no es suficiente. En realidad, queremos que las metodologías, técnicas y herramientas dadas por esta ciencia social puedan ser de un uso amplio y consciente.


Que la Historia sirva de verdad para impulsar las reflexiones en torno a las injusticias y opresión en esta era capitalista. Por ende, una profesión que nos lleve a tomar acciones directas en el presente y motivar a quienes nos rodean con esto.


Las nuevas generaciones de estudiantes de Historia, y de todas las demás ciencias sociales y humanidades, tienen la responsabilidad de construir una disciplina renovada. Sobre todo, crítica hacia las Academias y sus podridas prácticas elitistas y agónicas. Eso les aterra a quienes se sienten dueños del pasado y del presente.


A lo largo del año he confirmado que hay tanta gente trabajando desde la Historia para construir algo distinto. Por eso lo aquí vertido son las conclusiones de algo que ya está sucediendo ante mis ojos. En consecuencia, hay una esperanza histórica que florece por todas partes.


¡Ánimo camaradas de esta trinchera que defiende la memoria!


¡Por una Historia viva este 2024!

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