Aquí no se nos cuenta una historia a la par que el relato de algún acontecimiento histórico y es ahí donde reside la magia, en esos pequeños detalles donde vivimos la experiencia antropológica que el juego nos plantea. No se trata de ver pasar la Revolución Francesa o de encarnar dioses griegos, consiste en convertirse en el científico que se enfrenta a un misterio del pasado con repercusiones en el presente inmediato y se propone resolverlo.
Al hablar de Historia y
videojuegos suelen venir a la mente los clásicos Assassin's Creed, Age of Empires, God of War o incluso Red Dead Redemption. Pese a que estos juegos
se han ganado su lugar como medios sumamente entretenidos para generar en el
jugador un fuerte gusto por la Historia, solo la usan como un recurso narrativo
para contar sus propias historias y si bien esto no tiene nada de malo, entre
líneas prevalece la idea de que la Historia solo refiere a los acontecimientos
importantes del pasado, a los grandes personajes o a momentos coyunturales que
permitan situar la línea narrativa del juego en un periodo histórico
determinado. Es decir, prevalece una visión de la Historia muy acontecimental y
similar a la que se nos platica en clase, aunque con mecánicas, gráficos y modo
online de por medio.
Es por estas razones que
considero a Outer Wilds como un candidato interesante para sumarse a esos
juegos que sí o sí hay que referir cuando se habla de Historia, física,
astronomía, etc.
Se trata de un videojuego
indie en el que encarnamos a un astronauta alienígena que se prepara para
continuar con la encomienda del programa espacial que su especie ha
desarrollado para explorar el sistema solar. El juego te permite adentrarte de
lleno a este universo con detalles ocultos en documentos y side quests,
sin embargo, nada de esto es obligatorio así que, si así lo deseamos, podremos
treparnos a la nave y salir a explorar el espacio sin rumbo fijo. La magia de
juegos como este reside en el compromiso, en adentrarnos al universo
que se nos presenta para tratar de desentrañar el misterio que tenemos entre
manos. En el caso de Outer Wilds es descubrir las causas del bucle temporal
en el que nos encontramos y de paso, resolver el misterio de la desaparición de
los Nomai, una antigua civilización que colonizó el sistema solar que
habitamos.
La trama de los Nomai es
interesante y realmente es la que me motivó a escribir este pequeño artículo
pues, en prácticamente todo el sistema solar encontraremos restos
arqueológicos, vestigios lingüísticos, registros históricos, asentamientos y
tecnología antigua. Al jugar terminamos por convertirnos en
historiadores, antropólogos, paleontólogos y lingüistas. Debemos prestar
atención al entorno para encontrarnos con vestigios arqueológicos que pueden
contener restos de escritura, tecnología antigua, huesos y pergaminos. A la
par, debemos charlar con los NPC’s que nos revelarán, a través de sus
testimonios fragmentos del pasado inmediato o sobre la civilización Nomai, es
decir, en un mismo juego debemos hacer uso de los métodos y herramientas de dichas ciencias
antropológicas.
Parte interesante del juego es
su carácter científico y el uso tan bueno que hace de ese “pasado misterioso”.
Nuestra civilización debe desentrañar los misterios del universo, pero también
de aquellos que estuvieron antes que nosotros. Para ello contamos con un museo
sobre física, historia y arqueología en el que se nos muestran elementos como
los períodos de vida de una estrella, el desarrollo del programa espacial a
través de la fotografía, vestigios arqueológicos y hasta una suerte de Piedra Rosetta que se utilizó para descifrar la escritura de los Nomai. Todo esto
con una museografía sencilla pero íntegra que nos alienta a explorar todos los
misterios del museo antes de continuar con la historia principal.
Juegos como Outer Wilds no se
cuentan entre aquellos que utilizan a la Historia como un recurso, quizá porque
no es tan claro como en las sagas referidas al principio. Aquí no se nos cuenta
una historia a la par que el relato de algún acontecimiento histórico y es ahí
donde reside la magia, en esos pequeños detalles donde vivimos la experiencia
antropológica que el juego nos plantea. No se trata de ver pasar la Revolución
Francesa o de encarnar dioses griegos, consiste en convertirse en el científico
que se enfrenta a un misterio del pasado con repercusiones en el presente
inmediato y se propone resolverlo.