Cientos de recreaciones atemporales pueden hacerse al recorrer las calles del Centro Histórico, como el de apreciar los distintos estilos arquitectónicos abrazados unos a los otros. De esta manera, el barroco novohispano, el ecléctico del porfiriato, el art déco posrevolucionario y el moderno quedan entrelazados.
Dentro de las alcaldías
Cuauhtémoc y Venustiano Carranza de la Ciudad de México yace el Centro
Histórico, lugar que alberga una exorbitante riqueza cultural, desde sitios
arqueológicos, monumentos, museos, arquitectura y pero sobre todo, su gente y
su historia.
Sin duda,
caminar en el corazón del Centro Histórico es una experiencia tan vívida que
hace que cada persona que en su vaivén tenga la dicha de concurrir a este sitio
se lleve un recuerdo tan propio de sí mismo.
Por un lado,
están aquellos que, al adentrarse en este lugar, quedan atiborrados por tanta
cercanía con presencia humana, por tanto bullicio sonoro o por tanta
concentración inmobiliaria, mientras que por el otro, se encuentran aquellos
intrépidos cuyo ánima se encuentra motivada por adentrarse y vivir cada latido
que emana el Centro Histórico. Dicho latido, es capaz de transportar a todo
devoto del sitio a un espacio en donde el pasado, presente y futuro convergen.
Este viaje
atemporal hace que el caminante goce de una experiencia multisensorial
haciéndolo capaz de percibir por medio de la vista, el tacto, la audición y el
olfato múltiples épocas. Así, si nos ubicamos fuera del Templo Mayor, puede que,
debido al aroma a copal, al sonido de los caracoles, tambores y a los danzantes
adornados con grandes plumas de colores y sonajas en los pies se preste la
imaginación para sentir un poco la época prehispánica.
Además, si la
persona tiene la fortuna de encontrarse al medio día fuera de este punto, podrá
nutrir su experiencia sensorial gracias al gran sonido de las campanas de la
Catedral de la Ciudad de México y los incesantes gritos de los múltiples
vendedores ambulantes, generando así, un estado en donde el tiempo se
desvanece. Yo recomiendo cerrar los ojos para gozar y vivir esta experiencia.
Cientos de
recreaciones atemporales pueden hacerse al recorrer las calles del Centro
Histórico, como el de apreciar los distintos estilos arquitectónicos abrazados
unos a los otros. De esta manera, el barroco novohispano, el ecléctico del
porfiriato, el art déco posrevolucionario y el moderno quedan entrelazados.
Caminar en la
calle de Madero hace que un palacio acompañe a una iglesia, una iglesia a una
tienda de ropa, y una tienda de ropa a un Starbucks. De igual manera, puede
transportar a la persona por medio de la imaginación y de la memoria al momento
en el que dicho espacio recibió al triunfante Ejército Trigarante en 1821,
entre muchos otros sucesos que presenciaron los distintos recintos de la misma
calle.
En este recorrido, el ambiente generalmente
suele ir acompañado de una melodía naciente de algún organillero; de personas
que de manera incesante pero primordiales para esta experiencia, te invitan a
pasar a alguna óptica o en algunos casos a que te tatúes; y claro, también de
algunos olores provenientes de restaurantes o de alguna canasta, en donde se
resguardan cálidamente tacos sudados.
En esta, al
igual que en muchas otras calles, la imaginación y la memoria es indispensable
para nutrir esta caminata atemporal. Indudablemente, recorrer el Centro
Histórico es el lugar en donde las memorias se vuelven amigas de las experiencias
del presente y compañeras del futuro.
Ilustración 1
Autor: Karen Aylín López
García
Título: Atemporal
Lugar: Centro Histórico,
Ciudad de México
Fecha: 28 de diciembre de
2023