Nadie presentó resistencia, ni optó por rescatar parte de su esencia y con ella parte de la historia de esta gran ciudad de Villahermosa, cambiante, silenciosa pues pareciera que nadie alzó la voz.
En la cotidianidad encontramos
edificios, monumentos y espacios que permanecen inmóviles ante el paso de
nuestras vidas, yendo de aquí para allá y de allá para acá. Tengo fuertes
recuerdos de la fuente Framboyanes, para entrar a la ciudad era obligatorio
mirarla de costado, se pensaría que no era más que un monumento del cual no se
vería hecho pedazos. Aunque tiempo después, la dinámica constructiva que el
gobierno venía trayendo, cualquier acto similar debía verse entre el sonido de
sus máquinas.
En enero del 2021, el gobierno
del Estado de Tabasco, anuncia el proyecto “Distribuidor vial Guayabal-primera
etapa”. El cual buscaría agilizar el tráfico vehicular en la zona, evitando
semáforos y permitiendo un incremento vial en la zona, así como la reducción
del tiempo en las horas de congestionamiento. Una obra que llevaría una
inversión de más de 200 millones de pesos.
De nuevo nos encontramos, ante
una ciudad que se modifica a las necesidades y decisiones del ser humano, como
lo sostiene Kevin Andrew Lich. Uno de los elementos que conforman la
arquitectura es la utilidad, el factor “principal”, pues la utilidad busca
acomodar, dirigir y facilitar el movimiento de una zona a otra. Mientras que el
deleite queda a un lado, pues el progreso es el elemento principal, se busca
que la ciudad sea más cómoda para circular en ella.
¿Qué sucede con la idea de
embellecer a la ciudad? La fuente Framboyanes, sufrió los estragos de este
elemento en la arquitectura citadina. A inicios de la construcción del
distribuidor, se afirmó que la fuente sería reubicada en su totalidad. A pesar
de ello a finales del año 2023, los escombros de la misma se hicieron notorios,
y con ello también se anuncia la reubicación del reloj floral (el cual hacía
poco tiempo se había colocado al inicio del Paseo Tabasco), es así como sin
precedente alguno, la fuente histórica de Guayabal nos decía adiós, por
obligación de la remodelación constante de esta ciudad.
Después de tres décadas cuando
fue inaugurada en 1988, el único recurso que yo tenía, era tomar unas cuantas
fotografías, incitada por el deseo de la nostalgia y la aparente indiferencia
de los ciudadanos tabasqueños, pues se iba una fuente pero llegaba una
estructura de cemento y hierro que nos haría más fácil llegar al trabajo o a la
escuela, pues el tiempo es oro y ese no se desperdicia para mirar una fuente
vieja mediante la ventana, además de que sólo era el espacio que usaban los
vendedores de semáforo. En esta ciudad ya poco queda del deleite y de la
historia pues tras ella, sus monumentos resisten ante las grandes máquinas de
las excavadoras.
Una promesa hecha al inicio de
la obra, se vio olvidada al justificar y adjudicar la responsabilidad al
Ayuntamiento de Centro, así como las condiciones mismas de la fuente: “ya
estaba muy dañada, todo lo que es tuberías del agua, estaban oxidadas, es poco
lo que se recupera de la fuente”. Declaraba Gildardo Lanestosa León, secretario
de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas (SOTOP).
Nadie presentó resistencia, ni
optó por rescatar parte de su esencia y con ella parte de la historia de esta
gran ciudad de Villahermosa, cambiante, silenciosa pues pareciera que nadie
alzó la voz. “Ni historiadores, ni cronistas y los automovilistas pasaban sin
inmutarse del destino de la fuente”. Atestiguó Roberto Barboza para El momento, Diario a tu alcance Tabasco.
Y era cierto nuestra rutina,
la vida cotidiana y el deseo de mejorar esta pequeña ciudad en la que vivimos
833.907 personas, parece no modificarse con el fin de un monumento o la
reubicación de otro, sólo puedo pensar en la poca afectividad con aquella
fuente, con la poca apreciación que el tráfico nos impedía visualizar.
Verla entre los escombros, movía mi nostalgia, ese sentimiento inevitable de aquellos que nos dedicamos a la historia y a la arqueología, pues nos miramos a través de los objetos. Hoy sólo quedan los años que la vi, diario para ir a la escuela o al ir con mis papás a comprar la despensa. Hoy sólo pude pararme aquella tarde a tomar las fotografías, con la esperanza de mantenerla siempre viva, aunque cómo en otros tantos casos de nuevo, esas ruinas quedarían en algún otro lugar, volviéndose arqueología.
Fotografía de: Mariana Aurora Gómez Laureano.
Fecha y lugar: 23 de septiembre de 2023, Fuente Framboyanes, Col. Guayabal, Villahermosa, Tabasco.
Breve descripción: Unas semanas antes, bajé en la parada frente a la farmacia para caminar hacia los restos que quedaban de la Fuente Framboyanes, mientras las máquinas se encontraban detenidas, como lo hacía la misma fuente. Quise capturar de cerca los detalles que venía apreciando desde la estética del arte y la arquitectura, sobre todo, quise salvaguardar con mi lente, las ruinas inminentes que se avecinaban y de posible olvido del que sería.