El Arado - ¿Quién es el dueño de la Historia? por Francisco Peralta Hernández

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Fue así, en el marco del centenario por el asesinato de Zapata, entre la pomposidad de la conmemoración y el extremo proselitismo histórico de la 4T que, jactándose del enorme orgullo por la resistencia zapatista, AMLO traicionó los ideales que decía defender e inauguraba una larga lista de defensores del territorio y la vida desaparecidxs y asesinadxs en la -cínicamente- llamada “revolución pacífica”. 

Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita 

de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia 

y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo 

y como desde aquel día todo parece más feo”. 

-Ismael Serrano 

 

Hace más de 100 años, en el ya muy lejano 1919, tras 8 años de aguerrida resistencia, Emiliano Zapata fue asesinado a traición y por encargo del gobierno federal en Chinameca, Morelos. Aquella muerte cuasi profética que recordaba en simbolismo y mística a una ocurrida en un mentado monte Calvario, marcó el fin de la lucha armada zapatista y cambio para siempre el rumbo de la historia agraria en México y el mundo. 

 

Hace 6 años en los primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como si de una macabra rima poética se tratase, fue asesinado Samir Flores Soberanes, también a manos del gobierno federal. Fue así, en el marco del centenario por el asesinato de Zapata, entre la pomposidad de la conmemoración y el extremo proselitismo histórico de la 4T que, jactándose del enorme orgullo por la resistencia zapatista, AMLO traicionó los ideales que decía defender e inauguraba una larga lista de defensores del territorio y la vida desaparecidxs y asesinadxs en la -cínicamente- llamada “revolución pacífica”. 

 

Hoy, a 106 años del asesinato del general y a 6 del de Samir, nada ha cambiado. Ambos se retorcerían en su tumba, all saber que las largas luchas por la tierra y la libertad que tanta sangre han derramado siguen siendo un sueño. Y es a razón de estas conmemoraciones y también del continuo proselitismo estatal, que me gustaría preguntar: ¿Quién es dueño de la Historia? ¿Quién tiene derecho a colgarse la medalla de la lucha zapatista en esta tierra? ¿Quiénes son los herederos de la resistencia y la lucha por la vida, la libertad y la justicia? Una cosa es clara, no es el gobierno.

 

Aprovecho esta tribuna para desahogar una inquietud, un coraje y toda mi indignación no solo por lxs miles de asesinadxs y desaprecidxs, sino también por el increíble cinismo de los gobiernos en turno que tienen la osadía de repetir que esta es la tierra que nos une®, cuando algunos con valentía se han atrevido a defenderla terminan asesinados; cuando no hay garantía de seguridad; cuando los índices de violencia escalan hasta el cielo y los dirigentes se desahogan de la extrema carga de trabajo -nótese por favor mi sarcasmo-, en narcopedas con todo y cruda mediática, al fin y al cabo, no hay nada que un solemne comunicado no arregle ¿verdad? 

 

Después del desfogue y la aspirina, retomo la reflexión en torno a la propiedad de la Historia. Desde que me enlisté en las filas de Clío he tenido claro que esta labor no es cosa de fechas, acontecimientos y precisiones faranduleras que solo despiertan debates triviales dignos de la TVyNovelas de la historia, sino que se trata de la constante lucha y transformación del presente, retomando y rememorando aquel pasado que solo tiene sentido desde nuestro ahora. 

 

Somos nosotros, el pueblo, la gente, los dueños de un pasado que tenemos obligación de conservar y recordar. Son aquellxs aguerridxs defensores del patrimonio, de la vida, de la justicia lxs dueñxs del pasado y lxs legítimxs herederxs de las banderas de lucha que siempre tuvieron claro que la paz y sus virtudes jamás llegarían de un sistema podrido, necrófilo y traicionero. La historia siempre será de aquellxs que la usan, como bandera de lucha digna y congruente y jamás, juro por lo más alto que jamás, de aquellos que la evocan para el asqueroso proselitismo de bronce que ensancha campañas políticas y discursos vacíos rematados de aplausos ensordecedores, que poco o nada, tienen que ver con el pasado del que dicen enorgullecerse. 

 

Exhorto desde aquí, no solo a lxs colegas historiadores, sino a toda la sociedad civil a apropiarse con dignidad y congruente conciencia de la Historia, que tan útil nos es en nuestra vida y que tantas ocasiones nos ha recordado que vale la pena luchar y sobre todo que OTRO MUNDO ES POSIBLE, siempre, sin excepciones. 

Tomemos lo que nos pertenece, defendamoslo, recordémoslo y honremos la vida y la obra de aquellos que murieron, no por la patria y cuanta jalada se inventen los nacionalismos, sino por la vida. 

 

¡Samir vive, la lucha sigue! 

¡Zapata vive, la lucha sigue! 

¡Otro mundo es y siempre será posible! 

 

PD: Ni perdón, ni olvido al mil veces pinche narco gobierno federal que tantas vidas y tanta felicidad nos ha arrebatado.

PD2: Me atrevo a adjuntar una pequeña poesía que escribí en un momento de melancolía sobre la situación de violencia, en un tiempo donde todo parecía más feo... 


Los caminos del cañaveral 

 

Extraño el suave rumor de los apantles, 

las primaveras 

que Lorenzo me robó.

 

Extraño las vívidas moradas 

de tardes muy soleadas 

que al morir, 

mi abuela sentenció. 

 

Extraño porque vivo 

y extraño mucho el tiempo, 

cuando el sol inundaba un alma alegre, 

cuando la libertad 

se escondía en un viejo andar. 

 

Extraño porque siento 

y extraño mucho aquellos días 

cuando la sangre todavía 

no manchaba ni quería 

ser la dueña de mi vida

e inundar con su agonía 

los caminos del cañaveral.


-Peralta H.

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