Imagino que mientras uno realiza esta tarea puede ir encontrándose con una convivencia cargada de relatos y que resulte amena con nuestros familiares...
Después de meses reflexionando e izando
la bandera de la protección de la memoria, de pensar que todas las historias
son importantes y forman parte de este enorme rompecabezas, no dejaba de rondar
en mi cabeza una pregunta que parecería tan obvia pero que en los discursos de
los historiadores, antropólogos, arqueólogos y los dedicados a las ciencias
sociales, suenan utópicos e incluso románticos, es entonces, donde me intrigaba
responder, ¿cómo podía ser, cualquiera que quisiera, un preservador de la historia?
Y si bien es cierto, que existen muchas formas, como arqueóloga me intrigaba en
gran medida lo que podíamos hacer con el objeto material (evidentemente).
Es así como me dispuse a investigar diversos
métodos para conservar nuestros archivos familiares, la entrega de hoy va
destinada a un método que pueda resultar sencillo para todos y a la vez
divertido y provechoso, una actividad que puede resultar enriquecedora pues
imagino que mientras uno realiza esta tarea puede ir encontrándose con
una convivencia cargada de relatos y que resulte amena con nuestros familiares.
Los documentos son importantes porque a veces cuando nosotros no podemos decir
las palabras correctas del pasado, la memoria hablara a través de los objetos,
de las cartas y las fotografías. Es por eso que a continuación, presento con
dos sencillos pasos como podemos preservar nuestra memoria.
La primera recomendación, es organizar
y clasificar: Es importante jerarquizar nuestros documentos por el orden de
importancia, que nos permita tener los documentos de manera accesible. Por
ejemplo, documentos de identidad, salud,
patrimonio, formación académica, fiscales, religiosos, ocio o tiempo libre,
fotografías.
La segunda recomendación es ordenar:
Se pueden crear expedientes con etiquetas que marquen dichos folders,
clasificado como se mencionó anteriormente. Hoy en día los artículos de
papelería son variados y puedes elegir el más práctico, el que más te guste.
Un método que hoy existe debido a la
tecnología, es la digitalización. Esta alternativa puede ser un medio
para conservar archivos que probablemente puedan sufrir daños por las
inclemencias del tiempo, la composición natura del documento o inclusive por
los accidentes inesperados. Existen mil y una razones que probablemente no
creamos posibles, pero pueden suceder.
Como reflexione en la columna anterior,
podemos ser nosotros mismos guardianes de la historia de nuestras familias.
Pero, ¿a quién le va a importar las memorias de mi abuela, de la tía o
inclusive las mías? Como alguna vez escuche decir a Paulina Unzueta,
colaboradora del Temporal, “Todas las historias cuentan” aquella frase, desde
entonces ha movido mi corazón. Porque es cierto que alguien tendrá que
contarla, cuidarla y entender el valor de la existencia de cada historia,
debemos empezar por hacer nosotros mismos una actividad que brinde el valor de
los objetos, documentos y fotografías que cuentan nuestra historia.
Las recomendaciones las obtuve de un video realizado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) titulado “Organización de archivos personales y de familia” del cual dejo el link: https://youtu.be/ZDsBs08kUik?si=58GKN-wy4M2k4mdg