El porfiriato en el EDOMEX - Fiesta patronal del Señor de Esquipulas en Cd. Altamirano por Marco Antonio Ambrosio Vargas

 

Marco Antonio Ambrosio Vargas (UAEMEX)


La devoción a la imagen del Señor de Esquipulas tiene antecedentes prehispánicos correspondientes a Ek Chuaj, dios del cacao, la guerra y benefactor de los mercaderes...

Cada 15 de enero se festeja en Ciudad Altamirano, Guerrero, la fiesta patronal más importante de la comunidad en honor al milagroso Señor de Esquipulas, iniciando el día 06 de enero y culminando el 15 del mismo mes, recorriendo las principales calles para que se pueda apreciar la imagen por todos los devotos.


Los Cristos Negros son figuras devocionales que catalizan distintos significados a través de su color. En el contexto centroamericano, su tez rescata elementos del pasado prehispánico y rememora, en gran medida, el vínculo que tenían los pueblos originarios con la tierra.


La devoción a la imagen del Señor de Esquipulas tiene antecedentes prehispánicos correspondientes a Ek Chuaj, dios del cacao, la guerra y benefactor de los mercaderes, con sus particularidades de esa región maya ubicada en Guatemala. Según fray Diego Durán, describe la imagen de la siguiente manera:


“…era de una piedra muy relumbrante y negra como azabache [obsidiana], piedra de que ellos hacen navajas y cuchillos para cortar. En las demás ciudades era de palo entallada en una figura de hombre todo negro, y de las sienes para abajo con la frente y narices y boca blanca, de color de yndio, vestida de algunos atavíos galanos a su indiano modo; quanto a lo primero tenía unas orejeras de oro y otras de plata, en el labio bajo tenía un bezote de un beril cristalino en el que estaba metida una pluma verde y otras veces azul, que desde afuera parecía esmeralda o rubí; era este bezote como un geme de largo, encima de coleta de cabellos que tenía en la caveza.” (Durán, II, 1995: 47)


Con la llegada de los peninsulares a territorio guatemalteco comenzaría el mestizaje religioso en la región, sustituyendo las antiguas deidades prehispánicas por las occidentales, lo que permitiría la introducción de la imagen de Cristo Negro con sus particularidades de la región, comenzando con el color de piel y ojos que correspondiera al de los pueblos que se estaban evangelizando.


La presencia y la manufactura del Cristo Negro en México y Centroamérica, según el padre Jesús Martínez, data del año de 1595, fecha en que Felipe II, rey de España, encargó al escultor Juan Donier la elaboración de tres imágenes de Jesús crucificado para obsequiarlas a los indios. Fue así como, al año siguiente, dos de ellas llegaron a Veracruz: una destinada al santuario de Chalma, donde aún se venera, y la otra al pueblo de Otatitlán, en Veracruz. El tercer Cristo fue llevado a Guatemala, donde es conocido con el nombre de Señor de Esquipulas. Se dice que el rey ordenó a Donier hacer los Cristos “con las características de los indígenas: color de piel oscura, ojos rasgados y facciones orientales” (cfr. Münch, 1983: 256).


Las imágenes de Chalma, Tila, Otatitlán y el Señor del Veneno son las detonadoras de los procesos de difusión de los Cristos Negros. Todas son contemporáneas y datan de finales del siglo XVI. La devoción al Cristo Negro se expande a lo largo del siglo XVII y XVIII en la Nueva España llegando a todos los rincones de lo que va a ser México y Centroamérica.


En 1670 llega a El Salvador la veneración al Cristo Negro de Juayúa; en Honduras la devoción arriba en fechas similares con el Señor del Buen Fin de Quezailica; a Nicaragua lo hace en 1723 con la veneración al Señor de los Milagros de Esquipulas de El Sauce, León; y a Costa Rica llega en 1804 con el Cristo Negro de Esquipulas, Santa Cruz, y, posteriormente, en 1884, con el Cristo de Esquipulas de Alajuelita, San José (Rosas, 2023).


Durante este proceso de expansión religiosa en el que se encontraba la imagen del Señor de Esquipulas del centro y sur de México, uno de los lugares a los que llegaría a finales del siglo XIX sería Ciudad Altamirano- Guerrero- perteneciente a la región de Tierra Caliente. Aproximadamente hace 160 años llegaría la imagen y comenzaría la devoción a su santo patrono más importante.


    No se sabe la forma exacta en que dicho santo llegó a Altamirano, pero las personas más grandes del lugar dicen recordar que sus abuelos les contaban que la imagen del Señor de Esquipulas la trajo un hombre que llegó por el río Balsas, quien se dice venía de Guatemala. Lo encontraron muy hambriento, y las mujeres que estaban lavando a la orilla del río lo atendieron y le dieron de comer, por lo que, en agradecimiento, el hombre les dejó “un rollito de papel”, que era la imagen del Señor de Esquipulas, y posteriormente se comenzó la edificación de su capilla (Blog Historia, 2017).

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