REPORTAJE COMUNITARIO- Llegó para quedarse”, el señor de Chalma y la fiesta de pentecostés.

Por medio de la observación de su entorno y para lograr dar un sentido a su coexistencia, no solo con otros seres humanos sino con su entorno natural, el ser humano ha creado diferentes conceptos, periodos y rituales.

Uno de ellos es el conocido como Pentecostés, según el cual la religión cristiana se relaciona con la resurrección de Jesús, y la Iglesia católica le agregaría la llegada del Espíritu Santo a todos los hombres, con lo cual terminaría el mensaje de Jesucristo. Este significado que hoy en día conocemos ha tenido sus modificaciones en el transcurso del tiempo, pues la historia menciona que esta festividad comienza en el judaísmo, dándole un sentido agrícola en forma de agradecimiento por los primeros frutos del año.

Con esta explicación, en la comunidad de Ixtlahuaca de Cuauhtémoc, Pentecostés significa ese agradecimiento y finalización del periodo de penitencia; sin embargo, la comunidad le ha agregado una particularidad más: la llegada de una nueva advocación, el Señor de Chalma.

La tradición oral nos menciona que hace 225 años esta imagen llegó a la comunidad para quedarse; comentan las personas mayores que la imagen, junto con las personas encargadas (mayordomía) de un poblado del actual Estado de Hidalgo —el cual no recuerdan el nombre— solo iban de paso y se detuvieron en la comunidad, ya que las fuertes lluvias de la época no dejaron que continuaran su camino hacia la Ciudad de México para la restauración de la figura religiosa, ya que se acercaba el evento más importante: Pentecostés.

Pero ¿cómo es que decidieron dejarlo? Mencionan que, por las grandes inundaciones que ocasionaron las lluvias, no hubo más paso, por lo cual pidieron refugio en una de las casas del pueblo. Cuando intentaron salir, porque las lluvias ya habían cesado, la imagen se había hecho más grande. Con mucha dificultad lograron salir de esa casa, pero encontraron otro problema: las diferentes salidas y linderos de la comunidad estaban anegadas. En ese momento, la mayordomía entendió una sola cosa: no quería irse. Muy a su pesar, dejaron la imagen en el pueblo con una sola condición: festejarlo el día de su fiesta, el cual es Pentecostés.

Bajo este encargo y promesa, la comunidad de Ixtlahuaca de Cuauhtémoc realiza la festividad de Pentecostés. Es la segunda fiesta más grande e importante del año en la comunidad, y este año se llevó a cabo el 8 de junio del año en curso. Esta se organiza semanas y días previos a la fiesta; un día antes se entregan ofrendas de la liturgia, así como la ropa que va a utilizar la imagen, todo esto donado por familias de la comunidad. Asimismo, se organizan para el proceso ritual, el cual consiste en una procesión por toda la comunidad, desde la avenida principal hasta uno de los linderos que se dice que no tuvo paso.

Ahí se realiza una misa solemne en símbolo del lugar y continúa el recorrido hasta llegar nuevamente a la parroquia de la comunidad. Las casas y las calles principales por donde va a pasar el Señor de Chalma se adornan, y a su vez, cada integrante tiene peticiones o agradecimientos particulares. Bajo estos adornos y detalles se observa el agradecimiento, la fe y la devoción. Otro punto característico es la quema de mucha pirotecnia, pues en todo el recorrido, casa por casa, “avientan” una gruesa de cohetes al momento que pasa la imagen. Al término del recorrido, a la llegada nuevamente a la parroquia, se termina con otra misa solemne, y en la noche se inicia la feria y el baile de cierre.

¿Cuál es otra forma de ver representado el día de Pentecostés? Hay una danza particular conocida dentro de la comunidad como los Santiagueros o “Alchareos”, que representa la expansión del cristianismo en España, la batalla entre Santiago y los moros. Si bien tiene estos elementos simbólicos, tiene una característica particular en la cual hay las llamadas “brujas”, que representan esos “males” a combatir en este proceso de renovación. Además, la música para la realización de la danza es por medio de la “chirimía”.

Con esta festividad logramos observar que los procesos rituales siguen vigentes en las sociedades humanas, ayudando a la organización y colectividad entre todos los integrantes que refuerzan su cosmovisión e identidad.