Siempre me ha parecido importante entender que el amor se encuentra en diferentes formas, lo puedes obtener en algún refugio, la calle, el autobús, la escuela o el trabajo; de forma humana o quizás no...
Descubrí que no hay secretos bajo el mar.
Saurom.
Hace
algunas noches me encontré inmersa en pensamientos abrazadores; era imposible
controlar los latidos de un corazón desenfrenado. Pensé infinidad de cosas:
desde aquellos triunfos hasta las grandes derrotas, los pequeños escritos que
alguna vez entregué, y aquellos cuentos que, con frialdad nunca conquistaron el
espíritu herido al que estaban destinados…
No podía dormir, la palpitación incesante no me lo permitía.
Las horas
transcurrían sin piedad. ¿Cuándo podría detenerse? Fue entonces que la
aceptación llegó, esos sentimientos ya no eran los mismos. Los recuerdos que se
abalanzaron violentamente en realidad estaban tejiendo su despedida, dejando
una ligera tela nostálgica. Es verdad: me volví un poco más insensible, es el
precio que todos pagamos después de algunos años y unas cuantas culpas.
El corazón
latía, pero ya no como antes, ahora no pertenecía a nadie y esa sensación
indica que es libre. Entonces, en medio de esa maraña de
pensamientos, me topé con la historia de una pequeña gatita con labio leporino,
sus probabilidades de adopción eran mínimas, pero el destino nunca se equivoca,
la mujer que ella escogió como su hogar escribió lo siguiente: “La simetría no
está en la belleza, sino en la autenticidad”. Entonces, entendí que este fue un
ejemplo de libertad, el corazón tampoco se equivoca siempre y cuando sea libre.
Encontrarás lo que buscas justo a tiempo. Afortunados sean los que aman
libremente, los que encontraron su hogar y dejaron de sentir palpitaciones a
mitad de la noche.
Siempre me ha parecido importante entender que el amor se encuentra en diferentes formas, lo puedes obtener en algún refugio, la calle, el autobús, la escuela o el trabajo; de forma humana o quizás no. La única tragedia en esta vida es nunca encontrar algo o alguien que amar, aunque después tengamos que pasar por el doloroso proceso de soltar.
Existe un
cantante de metal en español que en lo personal me gusta bastante, más allá de
mis preferencias musicales, Israel Ramos tiene una frase que —no de manera
literal, todavía—llevo tatuada: “Salté cruzando un mar de sueños perdidos”, lo
que me parece hermoso, porque en realidad podemos dar ese salto de “fe” desde
la libertad de un corazón que ya no late por nadie, y asimiló que su lealtad
está con nosotros.
No soy
romántica, pero la idea de amar eternamente jamás me ha molestado, mucho menos
me aterra. Siempre trato de encontrar belleza en todo lo que me rodea, la vida
es demasiado corta para quedarse con sus horrores, y la belleza de amar- aunque
no sea correspondido-nada en el mundo, puede superarla.