Mares de tinta - Piratas, aventuras marítimas y representaciones literarias II por Paulina Unzueta

 


Paulina Unzueta (ENAH)
Contacto: ana.unzueta@enah.edu.mx



Fui como el niño que mete los pies, en la orilla del mar

e ignorante llega a pensar que lo conquista sin más.


Saurom

 


Si puedo escribir con sinceridad, la vida siempre me aterra un poco, con forme creces se va tornando en un camino dónde las decisiones que tomes, pueden hacerte volar o caer en lo más profundo, aunque existe una tercera opción y es la de quedarse estancado, desde mi punto de vista esa es la peor de todas, prefiero mil veces caer a quedarme pegada en el suelo, casi inmóvil, casi inerte, casi muerta.


Es verdad que en aquel lejano dos mil diecinueve, tomé la decisión de entrar a estudiar Etnohistoria, todo fue muy repentino porque yo quería ser arqueóloga o ser historiadora, sin embargo, por mera intuición rellené el círculo que decía: Licenciatura en Etnohistoria y sin saber realmente qué demonios era eso con plena seguridad, me aventuré a este gran camino que ya casi está por terminar. Dentro de tantas dudas y decisiones, encontré que mi verdadero amor entre los temas de investigación que tuve que escoger estaba escondido, silencioso y arrinconado. Sí, estoy hablando del mar, el mar que siempre vemos cuándo vacacionamos, el mismo que nos alimenta, aquel que recibe desprecio, contaminación y de vez en cuando sirve de inspiración para alguna obra de arte, ese mar tan majestuoso y colérico.


Pero el agua por sí sola no se estudia, el agua no es una fuente primaria que me pueda indicar el paso de los años, siempre fluye. Por lo tanto, me encontré con las percepciones que tienen los humanos, sobre lo que hoy conocemos cómo mar. Patrick Johansson hace mención de las referencias que tenían los pueblos nahuas, acerca de las aguas saladas, recopila que, en el Códice Florentino, Sahagún les pregunta a sus informantes lo que significa el mar para ellos y la respuesta fue que era miedosamente fascinante para ellos, daba mucha espuma y su agua de sobra era amarga, al mar también se le designa cómo el padre y madre de los ríos, teniendo contacto con la tierra su agua se transforma en buena.


No podemos negar que el mar es un elemento que se encuentra a diario, en cualquier sociedad de cualquier tiempo, es verdad que sus concepciones van cambiando y desde el siglo XVI es el escenario perfecto para la globalización, al momento que entran en contacto el continente americano y el europeo. La repartición del mundo, dictada por las bulas alejandrinas entre España y Portugal, abrió paso a una gran disputa entre las potencias de aquel entonces, puesto que la monarquía hispánica se quedó con un extenso territorio dónde el mar se volvió el único vínculo, para la transportación de mercancía entre el Viejo y el Nuevo Mundo.


El mar se volvió mi vida y quiero que, en este espacio, algunos se contagien del amor que le tengo, se contagien de la curiosidad etnohistórica que estoy comenzando a formarme.

 

Bibliografía


Cruz Barney Óscar, El combate a la piratería en Indias 1555- 1700, México, Universidad Iberoamericana, 1999.


De la O Torres Rodrigo Alejandro. “Acuerdos comerciales entre corsarios y españoles en el Golfo- Caribe, siglo XVI”, Revista mexicana del Caribe, 2016, núm. 21, pp. 42-89.


Johansson Patrick, Ilhuicaatl. “agua-cielo”. El mar en la cosmovisión náhuatl prehispánica, Guadalupe Pinzón Ríos y Flor Trejo Rivera (coords.) El mar: Percepciones, lecturas y contextos. Una mirada cultural a los entornos marítimos, UNAM-INAH, México, 2015, pp.23-54.


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