Imagina por un momento que vas caminando por el bosque. Sin previo aviso, un oso se abalanza sobre ti y comienza a atacarte ¿seria esto causa de la agresividad o de la violencia?
¿Cuál
es la diferencia entre violencia y agresividad? ¿Son acaso lo mismo? En nuestro
primer artículo, exploramos la definición de violencia y sus diversas
manifestaciones en la sociedad, resaltando la necesidad prevaleciente de
difundir esta información de manera extensa. Esto no solo nos permite
identificarla con mayor rapidez, sino también tomar medidas concretas para
poner fin a la violencia o erradicarla por completo. Sin embargo, con
frecuencia, surge la confusión entre los términos violencia y agresividad
debido a la falta de claridad en la difusión del tema. En esta breve columna,
destacaremos sus principales diferencias, características y factores inherentes
a ambos conceptos.
¿Agresividad
o Violencia?
Al
reflexionar sobre los comportamientos humanos perjudiciales o destructivos
hacia los demás, es común preguntarnos si estos términos son intercambiables o
si representan lo mismo.
La
agresividad, un fenómeno multidimensional y comportamental, surge ante la
estimulación neuronal. Sus estudios más relevantes se originan en la biología
animal, centrándose específicamente en el comportamiento. Este fenómeno se
fundamenta en el principio de provocación-ataque. Aunque la agresividad es un
instinto natural presente tanto en humanos como en animales, ambas especies la
utilizan como un mecanismo de autoprotección. Es una herramienta vital para la
adaptación y supervivencia cuando se enfrentan a situaciones de peligro, todo
humano es agresivo, y está bien.
La
violencia, por otro lado, constituye un fenómeno social y cultural propio de la
humanidad, moldeado por roles, ideologías y valores característicos de la
sociedad en la que cada individuo se desarrolla. A diferencia de la
agresividad, la violencia persigue el control y se caracteriza por su malicia e
intencionalidad, con el propósito de causar daño. No se requiere necesariamente
un estímulo de provocación-ataque; su objetivo es mantener el poder y someter a
otros a la voluntad del agresor. Dicho de otra manera, la violencia responde a comportamientos aprendidos.
Hasta
este punto, podemos afirmar que la violencia y la agresividad no son iguales ni
términos intercambiables. En resumen, la violencia se orienta hacia la
perpetuación del poder y el control, con el propósito de causar daño. Se
aprende y está arraigada en las distintas sociedades, siguiendo patrones y
estructuras culturalmente impregnados. Por otro lado, la agresividad surge como
una respuesta natural del individuo ante situaciones de peligro, en respuesta
al estímulo natural ante la supervivencia. Compartimos
más similitudes con los animales de las que solemos reconocer en nuestra lucha por la
supervivencia y la preservación de la especie. En el próximo artículo
exploraremos el tema de las emociones demostrando que no somos los únicos seres
que las experimentan al igual que la agresividad convirtiéndonos en el
increíble e imperfecto animal humano del reino animal.