El Tlacuilo - De la ciencia y la imaginación histórica por Luis Daniel Miranda García

 



Hacer accesible el conocimiento histórico para todos, coloquialmente, sin cuotas, puntuación y competencia, es responsabilidad ética y el medio para llegar a más personas e introducir elementos para la comprensión del presente observando el pasado.


En esta edición del Tlacuilo nos proponemos a reflexionar sobre el extenso rol de la historia como ciencia histórica y su presentación como una disciplina que mezcla la rigurosidad científica con el dinamismo que ofrece la imaginación. Consideramos que, lejos de ser concepciones contrarias, refrescan la labor del historiador.


En ese sentido, la imaginación histórica supone una herramienta esencial para la ciencia histórica. A propósito, empleándola como instrumento el historiador consigue plantear problemáticas nuevas, las cuales, ofrecerán explicaciones actuales, al mismo tiempo que, se generan hipótesis que refuerzan las bases metodológicas de la historia. En otras palabras, la imaginación no solo complementa la ciencia histórica, sino que la enriquece propiciando la creación de nuevas fuentes y la inclusión de diversos saberes.

 

Valga como ilustración, la apertura histórica de nuestra disciplina a asumir e incluir nuevos roles en el campo historiográfico, cuando en 1929, Marc Bloch y Lucien Febvre introducen el giro paradigmático que marcó la escuela de los Annales, mismo que, sentaría las bases para una historia más amplia y colaborativa. Al cuestionar las limitaciones del positivismo, el cual limitaba el ejercicio historiográfico al estudio político y militar, a través del dato duro en el archivo, esta corriente abogó por una historia total, integrando perspectivas de disciplinas diversas. El intercambio y la colaboración, en palabras de Braudel, se convirtieron en la pauta, enriqueciendo la narrativa histórica. A propósito, esta apertura a otras disciplinas y fuentes marcaria un cambio metodológico, y en nuestra perspectiva, se convirtió en antecedente de corrientes como la historia cultural, la historia social y la historia del tiempo presente, mismas que surgieron, aportando su enfoque particular e interés por temas sensibles y cercanos a la sociedad contemporánea.


 Al respecto, en uno de sus textos, Marc Bloch (1949) precisa:

 

Cada ciencia, tomada de manera aislada, no representa sino un fragmento del movimiento universal hacia el conocimiento. Para entender y apreciar bien sus procedimientos de investigación, aunque se trate de los más particulares en apariencia, resulta indispensable saber unirlos al conjunto de tendencias que se manifiestan, en el mismo momento, en las otras disciplinas (p. 51).

 

Ahora bien, los historiadores tienen la responsabilidad y el compromiso de no limitar su ejercicio únicamente al ámbito académico. La retribución a la sociedad, que ha invertido en su formación, es esencial. Por lo tanto, la difusión de la historia se vuelve una tarea que el historiador asume necesariamente como un puente entre el conocimiento, producido en centros de investigación académica y el público general. Entonces, hacer accesible el conocimiento histórico para todos, coloquialmente, sin cuotas, puntuación y competencia, es responsabilidad ética y el medio para llegar a más personas e introducir elementos para la comprensión del presente observando el pasado.

 

De modo que, para no dejar en el aire la idea de introducir elementos para el enriquecimiento de nuestra disciplina, proponemos el "Laboratorio de la Imaginación Histórica". Este proyecto palpable busca plantear metodologías, explorar problemáticas, y formular hipótesis, ofreciendo una clara muestra del carácter científico de nuestra disciplina. El laboratorio se plantea como un espacio dinámico donde la imaginación se convierte en herramienta para replantear, equivocarse y, sobre todo, imaginar múltiples realidades. Es una oportunidad para aplicar lo aprendido durante la licenciatura en un proyecto de divulgación.

 

El resultado de dicho proyecto se traduce en un ecosistema de expresiones palpables, como:

 

El “Tranvía Fronterizo" Una revista abierta que acoge ensayos académicos, crónicas, entrevistas, y reseñas, proporcionando un lugar para el desarrollo de distintos análisis y la reflexión crítica. También, incluye la libertad de expresión a través de escrituras libres como poemas, cuentos, relatos, dramaturgia, ensayos, manifiestos, composiciones musicales y temas culturales.

 

"La Parcela del Devenir" Un podcast que establece un diálogo constante con estudiantes, profesores, gestores culturales y todos aquellos involucrados en la difusión histórica y cultural. Aquí, las voces se encuentran para compartir perspectivas, conocimientos y experiencias personales y colectivas.

 

"Las Pregoneadas" Un espacio dinámico que trasciende los límites convencionales. Aquí, se llevan a cabo charlas, conversatorios, talleres y convivencias en lugares que no frecuentan los historiadores, facilitando el intercambio de saberes en espacios sociales, urbanos y marginados, donde la historia pueda resonar y ser discutida.

 

"El Temporal" Una gaceta de difusión histórica abierta a compartir, reflexionar, criticar y construir el conocimiento. Así pues, se destaca la importancia de la crítica constructiva y la participación activa en la construcción colectiva del saber histórico, de las ciencias sociales y antropológicas.

 

Cada una de las expresiones dentro del laboratorio es material tangible de cómo la ciencia histórica puede trascender y proponer un diálogo constante con la sociedad. Siendo su propósito, ofrecer comprensión y reflexión a todos los que, como diría Bloch, buscan el conocimiento del pasado y consecuentemente comprender su presente.


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