Sean bienvenidos al espejo de Agua de Texcoco, al valle de Anáhuac, a la antigua Ciudad de Tenochtitlán, la custodiada por dos volcanes, bienvenidos al ombligo del único Mundo.
Siendo muy breve, la Historia de la Ciudad de México nace con la llegada de las tribus nahuatlacas que llegan asentarse a la cuenca de México, aquí se levanta una cultura que logra dominar el valle alrededor de 200 años, los antiguos mexicas habían construido su ciudad en un lago, donde se erguía un templo que muchos han dicho se veía glorioso, al mismo tiempo que inspiraba terror, posteriormente con la conquista y la época virreinal, la ciudad sufre un cambio drástico, ya que el templo fue destruido una vez derrotados los Mexicas y la resistencia en la zona, con las ruinas del mismo y de toda la antigua ciudad, se levantó la capital de la Nueva España. Aquí nace está, crónica la crónica de una ciudad mutilada.
Cabe
mencionar que mucho de lo que mencionaré ha sido de lecturas y de la
exploración durante algunos años el centro de la Ciudad, inició mi recorrido
como de costumbre, saliendo por el metro Bellas artes, aquí como siempre, veía
los campanarios de las iglesias de la Vera cruz y San Juan de Dios, la primera
fue iniciada en el Siglo XVI y reemplazada en el Siglo XVII, la cual fue
severamente dañada en el Sismo del 19 de septiembre del 2017. Año fatal para
las antiguas estructuras de esta ciudad, si me lo preguntan, la segunda
Iglesia, sufrió el mismo destino que la anterior e irónicamente, pareciera que
ambas se miran con rivalidad.
Camine
más allá del hemiciclo a Juárez, observando a la gente de otros lugares, casi
nadie nativo de ahí, veo las fachadas que aún quedan de las Iglesias de Corpus
Christi y San Diego, ambos ahora semi destruidos y de espacio público. Sobre la
fachada de San Diego, aún veo el letrero que indica el lugar del quemadero del
Santo Oficio. No obstante, una vez que recordé que iba en dirección opuesta a
mi destino, me giré en dirección al Este, mirando de golpe la impetuosa Torre
Latinoamericana, recordé que en aquel lugar se encontraba el Ex convento de San
Francisco el Grande, hoy igualmente casi desaparecido. Mientras caminaba
sintiendo el sol y su calor, miré del lado izquierdo el actual Palacio de
Bellas artes, sé que ahí se encontraba también el convento de Santa Isabel,
demolido para dar paso a la construcción actual. Seguí caminando y más
recordaba que la ciudad Virreinal, la que fue concebida tras la conquista, ya casi
era inexistente, el mexicano se ha esforzado por destruir su pasado virreinal,
después su pasado imperial, después el pasado reformista, luego el francés y
finalmente todo aquello que no encajara con el “progreso”. Caminando por la
calle de Madero, pensaba que aquellos negocios que originalmente eran del
Gremio de los joyeros, quizá ahora ninguna de esas familias se encontraba ahí,
lamentablemente así fue, la gente al preguntar desconocía el pasado del
edificio donde se encontraba y la conversación siempre era corta.
Seguí
caminando hasta el zócalo, como nosotros le decimos aquí, miré la Catedral, el
antiguo Ayuntamiento, el Palacio Nacional, que fue remodelado por Porfirio
Diaz, y se le agrego un piso más, caminé por la calle de Moneda, pasando por
las ruinas del Templo Mayor, una de las primeras víctimas de esta ciudad
construida sobre ruinas, avancé hasta el Templo de la Santísima Trinidad, ahí
un comerciante me decía que por ahí pasaba el canal de la viga, antes de que lo
secaran, razón por la cual se conserva un puente peatonal, entre el hundimiento
de los edificios y el recuerdo de aquel canal. Por mi parte recordaba a las
mujeres y hombres que bajaban ahí sus productos traídos de las zonas rurales de
la Ciudad, para ser vendidos en la merced o en las festividades religiosas de
las Iglesias cercanas.
Cabe
mencionar que la gente; que es originaria; de las pocas que quedan, son
personas amables, aunque no dan nombre de ellos, si no les compras o les
prometes con certeza volver por algún bien o servicio que tienen, en mi caso
particular, prefiero no ser invasivo, así que anduve sin preguntar a la gente
quienes eran. Camine perdiéndome en algunas calles, solo alcance a dimensionar
el Templo de la Soledad que sobresalía entre las construcciones de mediados del
siglo XX, ahora convertidos en comercios y posiblemente casas de comerciantes
de los Mercados de Sonora, la Merced y Tepito.
Regresé por la calle de Loreto, que me llevó a la plaza y su antigua Iglesia, reconocí ahí una Sinagoga y otra Iglesia, las cuales se encontraban cerradas, un par de mujeres. que atendían la tienda de artículos religiosos, me comento que la Iglesia de Loreto estaba cerrada desde el sismo del año 17. Y que la Iglesia de Santa Teresa la Nueva, también tenía remodelaciones, me comentaba que es de los pocos barrios o lugares donde no ha llegado “gente de otros lados.” Pero menciona con tristeza que mucho se ha perdido de esos lugares, la demolición de los edificios antiguos, las vecindades convertidas en bodegas o departamentos donde la gente que vivía ahí se fue, murió o simplemente no recordaba que les ocurrió.
Finalmente
continúe mi camino hacia la antigua Iglesia de la Soledad, una Iglesia casi
escondida, pero conforme te acercas notas que tiene una fachada y estilo
imponente, de estilo Neoclásico, de un color gris, una Iglesia bastante
hermosa, sobria, con algunos daños del mismo sismo del 2017, sin embargo
mantiene la labor de un comedor comunitario, así como un dispensario para
migrantes e indigentes, una de las Iglesias donde el Jueves Santo lavan los
pies de las mismas personas que acogen, con gran historia, ya que en algún
momento el templo fue tomado por el gobierno con el fin de formar una Nueva
Iglesia Nacional, separa de la sede de Roma, naciendo la Iglesia Católica
Apostólica Mexicana, pero como se registró en la Historia, los feligreses
volvieron a tomar la Iglesia y sacaron a los sacerdotes “cismáticos”.
Pese
al tiempo muchas de estas antiguas Iglesias se mantienen, en algunas de ellas
sus feligreses añoran tiempos pasados donde existía mayor libertad para
festejar sus fiestas y costumbres, donde la Historia señala que los feligreses
perdieron templos y espacios, siendo demolidos, secularizados y que forman
parte de esta Ciudad Mutilada.
Sean
bienvenidos a está la Ciudad de los Palacios, la Capital de los Imperios, la
ciudad construida sobre las ruinas de la misma, la Ciudad de Octavio Paz y José
Luis Cuevas, sean bienvenidos al espejo de Agua de Texcoco, al valle de
Anáhuac, a la antigua Ciudad de Tenochtitlán, la custodiada por dos volcanes,
bienvenidos al ombligo del único Mundo, Bienvenidos a la Ciudad de las 3
culturas, donde la raza habla por su espíritu, donde la técnica está al
servicio de la Patria, en donde se encuentra la casa abierta al tiempo,
bienvenidos aún lugar sobre la tierra, aquí donde abundan las flores, aquí al
lugar de las hormigas y de los coyotes, al lugar de la piedra labrada en agua,
donde nacen las piedras de los ríos, al lugar donde se labra la madera, sean
bienvenidos a la casa de la sal, donde las milpas son altas y donde la
Magdalena sigue llorando un río vivo.
Sean bienvenidos queridos lectores a la muy Leal e Imperial, sean bienvenidos a la siempre eterna, Ciudad de México.
Fotos de Gabriel Arturo Tenorio,
septiembre 2023
Fotos de Gabriel Arturo Tenorio, septiembre 2023