El cristianismo en México y el mundo - Crónicas de una Ciudad mutilada por Gabriel Tenorio y Ricardo Argonsa

 

Gabriel Tenorio y Ricardo Argonsa (ENAH)


Sean bienvenidos al espejo de Agua de Texcoco, al valle de Anáhuac, a la antigua Ciudad de Tenochtitlán, la custodiada por dos volcanes, bienvenidos al ombligo del único Mundo.


Siendo muy breve, la Historia de la Ciudad de México nace con la llegada de las tribus nahuatlacas que llegan asentarse a la cuenca de México, aquí se levanta una cultura que logra dominar el valle alrededor de 200 años, los antiguos mexicas habían construido su ciudad en un lago, donde se erguía un templo que muchos han dicho se veía glorioso, al mismo tiempo que inspiraba terror, posteriormente con la conquista y la época virreinal, la ciudad sufre un cambio drástico, ya que el templo fue destruido una vez derrotados los Mexicas y la resistencia en la zona, con las ruinas del mismo y de toda la antigua ciudad, se levantó la capital de la Nueva España. Aquí nace está, crónica la crónica de una ciudad mutilada.


Cabe mencionar que mucho de lo que mencionaré ha sido de lecturas y de la exploración durante algunos años el centro de la Ciudad, inició mi recorrido como de costumbre, saliendo por el metro Bellas artes, aquí como siempre, veía los campanarios de las iglesias de la Vera cruz y San Juan de Dios, la primera fue iniciada en el Siglo XVI y reemplazada en el Siglo XVII, la cual fue severamente dañada en el Sismo del 19 de septiembre del 2017. Año fatal para las antiguas estructuras de esta ciudad, si me lo preguntan, la segunda Iglesia, sufrió el mismo destino que la anterior e irónicamente, pareciera que ambas se miran con rivalidad.


Camine más allá del hemiciclo a Juárez, observando a la gente de otros lugares, casi nadie nativo de ahí, veo las fachadas que aún quedan de las Iglesias de Corpus Christi y San Diego, ambos ahora semi destruidos y de espacio público. Sobre la fachada de San Diego, aún veo el letrero que indica el lugar del quemadero del Santo Oficio. No obstante, una vez que recordé que iba en dirección opuesta a mi destino, me giré en dirección al Este, mirando de golpe la impetuosa Torre Latinoamericana, recordé que en aquel lugar se encontraba el Ex convento de San Francisco el Grande, hoy igualmente casi desaparecido. Mientras caminaba sintiendo el sol y su calor, miré del lado izquierdo el actual Palacio de Bellas artes, sé que ahí se encontraba también el convento de Santa Isabel, demolido para dar paso a la construcción actual. Seguí caminando y más recordaba que la ciudad Virreinal, la que fue concebida tras la conquista, ya casi era inexistente, el mexicano se ha esforzado por destruir su pasado virreinal, después su pasado imperial, después el pasado reformista, luego el francés y finalmente todo aquello que no encajara con el “progreso”. Caminando por la calle de Madero, pensaba que aquellos negocios que originalmente eran del Gremio de los joyeros, quizá ahora ninguna de esas familias se encontraba ahí, lamentablemente así fue, la gente al preguntar desconocía el pasado del edificio donde se encontraba y la conversación siempre era corta.


Seguí caminando hasta el zócalo, como nosotros le decimos aquí, miré la Catedral, el antiguo Ayuntamiento, el Palacio Nacional, que fue remodelado por Porfirio Diaz, y se le agrego un piso más, caminé por la calle de Moneda, pasando por las ruinas del Templo Mayor, una de las primeras víctimas de esta ciudad construida sobre ruinas, avancé hasta el Templo de la Santísima Trinidad, ahí un comerciante me decía que por ahí pasaba el canal de la viga, antes de que lo secaran, razón por la cual se conserva un puente peatonal, entre el hundimiento de los edificios y el recuerdo de aquel canal. Por mi parte recordaba a las mujeres y hombres que bajaban ahí sus productos traídos de las zonas rurales de la Ciudad, para ser vendidos en la merced o en las festividades religiosas de las Iglesias cercanas.


Cabe mencionar que la gente; que es originaria; de las pocas que quedan, son personas amables, aunque no dan nombre de ellos, si no les compras o les prometes con certeza volver por algún bien o servicio que tienen, en mi caso particular, prefiero no ser invasivo, así que anduve sin preguntar a la gente quienes eran. Camine perdiéndome en algunas calles, solo alcance a dimensionar el Templo de la Soledad que sobresalía entre las construcciones de mediados del siglo XX, ahora convertidos en comercios y posiblemente casas de comerciantes de los Mercados de Sonora, la Merced y Tepito.


Regresé por la calle de Loreto, que me llevó a la plaza y su antigua Iglesia, reconocí ahí una Sinagoga y otra Iglesia, las cuales se encontraban cerradas, un par de mujeres. que atendían la tienda de artículos religiosos, me comento que la Iglesia de Loreto estaba cerrada desde el sismo del año 17. Y que la Iglesia de Santa Teresa la Nueva, también tenía remodelaciones, me comentaba que es de los pocos barrios o lugares donde no ha llegado “gente de otros lados.” Pero menciona con tristeza que mucho se ha perdido de esos lugares, la demolición de los edificios antiguos, las vecindades convertidas en bodegas o departamentos donde la gente que vivía ahí se fue, murió o simplemente no recordaba que les ocurrió.


Finalmente continúe mi camino hacia la antigua Iglesia de la Soledad, una Iglesia casi escondida, pero conforme te acercas notas que tiene una fachada y estilo imponente, de estilo Neoclásico, de un color gris, una Iglesia bastante hermosa, sobria, con algunos daños del mismo sismo del 2017, sin embargo mantiene la labor de un comedor comunitario, así como un dispensario para migrantes e indigentes, una de las Iglesias donde el Jueves Santo lavan los pies de las mismas personas que acogen, con gran historia, ya que en algún momento el templo fue tomado por el gobierno con el fin de formar una Nueva Iglesia Nacional, separa de la sede de Roma, naciendo la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, pero como se registró en la Historia, los feligreses volvieron a tomar la Iglesia y sacaron a los sacerdotes “cismáticos”.


Pese al tiempo muchas de estas antiguas Iglesias se mantienen, en algunas de ellas sus feligreses añoran tiempos pasados donde existía mayor libertad para festejar sus fiestas y costumbres, donde la Historia señala que los feligreses perdieron templos y espacios, siendo demolidos, secularizados y que forman parte de esta Ciudad Mutilada.


Sean bienvenidos a está la Ciudad de los Palacios, la Capital de los Imperios, la ciudad construida sobre las ruinas de la misma, la Ciudad de Octavio Paz y José Luis Cuevas, sean bienvenidos al espejo de Agua de Texcoco, al valle de Anáhuac, a la antigua Ciudad de Tenochtitlán, la custodiada por dos volcanes, bienvenidos al ombligo del único Mundo, Bienvenidos a la Ciudad de las 3 culturas, donde la raza habla por su espíritu, donde la técnica está al servicio de la Patria, en donde se encuentra la casa abierta al tiempo, bienvenidos aún lugar sobre la tierra, aquí donde abundan las flores, aquí al lugar de las hormigas y de los coyotes, al lugar de la piedra labrada en agua, donde nacen las piedras de los ríos, al lugar donde se labra la madera, sean bienvenidos a la casa de la sal, donde las milpas son altas y donde la Magdalena sigue llorando un río vivo.


Sean bienvenidos queridos lectores a la muy Leal e Imperial, sean bienvenidos a la siempre eterna, Ciudad de México.


Fotos de Gabriel Arturo Tenorio, septiembre 2023



Fotos de Gabriel Arturo Tenorio, septiembre 2023




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