Crónicas de una ciudad que se mojó… Y se secará para siempre - El Tlatoani Que Murió Como Consecuencia De Una Inundación: Ahuízotl por Johan Caballero

Yazmani Johan Mena Caballero (ENAH)


A los cuarenta días de llegar el agua a la ciudad, las aguas de la laguna comenzaron a crecer y a pesar de los intentos por construir albarradas, no tuvieron éxito, la gente comenzó abandonar sus hogares para irse a refugiar a otras localidades.


Si por algo es conocido el tlatoani Ahuízotl (1486-1502) es porque bajo su gobierno se construyó la última etapa del Templo Mayor en Tenochtitlan, el “imperio” mexica alcanzó su mayor expansión derivado de las guerras contra los mazahuas y los otomíes… Tal vez no solo por esas razones, sino que por su culpa se produjo una gran inundación.


            Tenochtitlan recibía agua del acueducto de Chapultepec, pero al parecerle insuficiente la cantidad que llegaba a la ciudad, decidió construir un acueducto que surtiera agua desde Coyoacán. El señor de Coyoacán, como tributario de Tenochtitlan, no se negó, pero advirtió que el agua “subiría demasiado y que anegaría la Ciudad de México”. Por supuesto que Ahuízotl lo consideró una ofensa, un desafío a su autoridad y mandó a matarlo. Pronto pasó lo esperado: las aguas subieron y el desastre fue inminente.


Cuando iban a inaugurarse las obras del nuevo acueducto, se encontraba el tlatoani acompañado de sus señores principales y sus sacerdotes. Además, sacrificaron codornices al paso del agua mientras “echaban pedazos de hule, copal y harina de maíz, todo ello acompañado de música de sonajas y flautas”. La llegada del agua a la ciudad fue recibida con alegría, con ceremonias y con muchas palabras de agradecimiento. A los cuarenta días de llegar el agua a la ciudad, las aguas de la laguna comenzaron a crecer y a pesar de los intentos por construir albarradas, no tuvieron éxito, la gente comenzó abandonar sus hogares para irse a refugiar a otras localidades.


“Salió tan gran golpe de agua y tan viva que parecía quererse subir por las paredes de las casas de la ciudad, con tan gran violencia que en breve espacio de tiempo la anegó y ahogó mucha gente de ella (...)”, escribió tiempo después Fernando de Alva Ixtlixóchitl. Ahuízotl mandó a cerrar la fuente, pero fue en vano, para esos momentos no había nada que hacer.


La ciudad poco a poco se llenó de agua, esta entró al palacio en el que habitaba el tlatoani y al querer salir se cayó, se golpeó fuertemente la cabeza y murió. Antes de morir, Ahuízotl pidió a Texcoco ayuda para detener la inundación, debido a sus conocimientos mayores en hidráulica… Y exactamente eso hicieron.


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