Comienza a caer el agua a cántaros de manera estrepitosa y la basura que parece ser flora silvestre, comienza a hacer de las suyas tapando las coladeras. «Pinche gente puerca. Me cae, ‘mano, que por eso estamos como estamos».
Comienza a caer el agua a cántaros de manera
estrepitosa y la basura que parece ser flora silvestre, comienza a hacer de las
suyas tapando las coladeras. «Pinche gente puerca. Me cae, ‘mano, que por eso
estamos como estamos». Y ahí en la avenida Revolución (si queremos ubicarnos
mejor, baste decir que es donde se encuentra la estación del metro Mixcoac), en
la alcaldía Álvaro Obregón, tan llena de comercio (tan solo nos basta recordar
que ahí se encuentra el Mercado Mixcoac), de filas interminables de camiones
que esperan en el paradero y resulta un punto clave en la Ciudad de México, las
aguas comienzan a crecer evocando el Diluvio de Noé. Los micros y los camiones se llenan no de animales sino de gente que,
angustiada, mira a través de la ventana su lenta navegación a través del nuevo
canal ubicado en avenida Revolución.
La gente desde las ventanillas, observa con
tristeza a los comerciantes que intentan rescatar, lo más posible de esa agua
negra que brota de las coladeras, mientras inútilmente, intentan refugiarse en
sus lonas. ¡No falte a la gran
inauguración de la nueva sucursal de Cataratas del Niágara ubicada en avenida
Centenario, en la alcaldía Álvaro Obregón!
¿Cómo describir el panorama? Avenida Centenario se encuentra empinada y pasa
por distintas colonias, la lluvia baja de manera brutal a través de esa calle,
solo comparable con el agua que cae de los toboganes en los parques acuáticos.
«Carajo, tan soleado que estaba hoy en la
mañana. De haber sabido me hubiera traído el paraguas, las botas de bombero y
hasta me hubiera cambiado de casa. Ni modo, me tocará atravesar las aguas y a
esperar cuarenta minutos para llegar a mi casa, a la que normalmente me hago
quince minutos».
El agua sigue y sigue
cayendo a cántaros, ojalá la frase de Chicken
Little: “El cielo se está cayendo” … Fuera un chiste y no la realidad
aproximada. «No puede ser, lo que me faltaba… Llegar a mi casa, empapado y
fastidiado de estar encerrado en esa trajinera cerrada, para encontrarme con
que no hay luz porque explotaron tres transformadores y para colmo, los bomberos
y CFE no pueden hacer mucho porque sigue lloviendo. No hay nada que hacer y
como dijo la señora Cristina Pacheco: “Aquí nos tocó vivir”».
La lluvia, a
lo largo de toda la noche, no da tregua y cuando ocurre la disminución de su
intensidad comienza a ser un alivio. Poco a poco, las casas se iluminan
anunciando el regreso de la energía eléctrica. Lentamente se llena de luz la
unidad Lomas de Plateros, lentamente, así como las primeras gotas comenzaron a
caer.
[Crónica basada en la fuerte lluvia que cayó el 18 de julio
de 2024]