No me queda más que expresar mi admiración por el pantano creado a partir de la comunidad, pensando que otros charcos son posibles, sin más que decir, gracias por lo croado.
Ciudad de México.- A través de una entrevista por correspondencia electrónica pude conocer las profundidades de un proyecto que, desde el momento en que lo sigo, encendió una chispa de intriga. Quienes me permitieron conocer más sobre tal idea, echada a andar desde 2021, tuvieron por incubadora el taller autogestivo Poéticas de la Barbarie desde un lugar del oriente mexiquense, en la preparatoria 55.
Un elegante anfibio de
copa y cigarro observa su reflejo en forma de esqueleto, mientras se postra sobre
la esponjosidad hecha nubes con calacas brotando. El que pareciese Tláloc
observa desde la esquina superior izquierda y una guadaña enmarca el otro lado
de la escena. Tal es la obra de @victoriakrazz que sirve como contraportada
para el último número de La Revista del
Pantano, cuyos indicios ofrecí mas arriba. Apareció por primera vez un 5 de
noviembre del año de gracia de 2022.
Entre el scrolleo la poesía, el collage y el
dibujo toman la pantalla por asalto. No puedo más que adentrar mis narices
entre esas aguas que no tienen nada que ver con las de quieto manantial. Siendo
un historiador quien escribe, y sin pretensiones de literato, me atreví a
mancharme sin remilgos, como cuando salía a jugar entre los charcos de lodo después
de llover. Así que si usted es una persona que no soporta tocar el barro piense
dos veces antes de entrar, pues la pantanosa poesía no deja salir fácilmente.
Quienes firmaron la
misiva digital son Giovanni C. López, Valeria Cuéllar, Melodi Hoyos y Chucho
Galindo. Por supuesto mencionan a Ánjel Jon Montes, Svetlana Calderón, Ródox
Pérez, Diego Sebastián y Edwin Santos. Además de todas esas voces anfibias que
han colaborado en algún momento y espacio. Bien se puede ver al pantano como un lugar con una gran diversidad de criaturas que forman un solo ecosistema. Es
decir, nadie se salva individualmente, solo en comunidad. A veces deberíamos voltear
más a los pantanos.
Este grupo de corazones
entregadxs a las letras muestran claramente la posibilidad de crear a través de
las experiencias que les atraviesan y les orillan a tener que hacer algo más. Saltar
más allá siempre. Por tal razón, también se les puede encontrar bajo el nombre
de Editorial del Charco; RanaHorias, donde se muestran con textos
poéticos junto a fotografías de ranas y sapos; El Consejo de los sapos, para publicar sus reseñas. Sigan todas sus
páginas en Instagram.
Mantener húmedo este
pantano conlleva siempre un esfuerzo colectivo, es por eso que a través de la solidaridad
de la comunidad preparatoriana llevan a cabo boteos para poder hacer llegar sus
ejemplares físicos. Su insistencia es inquieta, por lo que también han
encontrado espacio a través de su participación y coordinación en talleres,
lecturas en voz alta, slams y hasta poesadas
navideñas.
Pero bueno, creo que ya
es hora de ir cerrando el pico para que quien me lea pueda correr al Instagram @rev_delpantano y empezar a devorar uno de los cuatro números existentes. No me queda más que
expresar mi admiración por el pantano creado a partir de la comunidad, pensando
que otros charcos son posibles, sin más que decir, gracias por lo croado.