A veces pienso que los compositores de corridos mexicanos, fueron como los aedos griegos que cantaban las epopeyas épicas acompañados de una cítara; mientras que el cantante mexicano, relataba coplas de batallas revolucionarias quizás acompañado de una guitarra.
Actualmente, podemos aprender sobre los acontecimientos
históricos y de la vida cotidiana a través de libros, revistas, películas,
series, etc. Sin embargo, me interesa hablar de otra manera de abordar nuestra
historia: me refiero a la canción, en los distintos géneros musicales.
La música siempre ha sido una fuente importante, para
conocer ciertos acontecimientos en la historia de los pueblos, sobre diversas
partes del mundo. En México se han compuesto un sinfín de canciones, que
relatan acontecimientos históricos de la Independencia o la Revolución. Incluso
los llamados narcocorridos, describen distintos aspectos de la compleja
realidad que tiene lugar en el presente. Así pues, en este artículo nos
centraremos en el fenómeno de los corridos revolucionarios mexicanos.
La estructura del corrido mexicano, está basada en una
narrativa popular bien construida, que relata detalladamente los sucesos históricos
de personajes conocidos y los que no. Las letras logran hacernos imaginar a los
sujetos, los escenarios y las múltiples batallas de la Revolución Mexicana, así
mismo, la cotidianidad de esa
época.
Podemos decir que estos corridos, fueron utilizados como fuente
de información en algunos sectores, como el campesinado; recordemos que en la
primera mitad del siglo XX eran pocos los que sabían leer, pero al escuchar
estos corridos podían comprender perfectamente lo que en ellos se cantaba.
Por esto, considero que han sido una parte muy importante
y fundamental dentro de la sociedad, sobre todo en el medio rural, donde por
diferentes circunstancias, era difícil acceder a los libros y a la educación.
El corrido en su momento, llegó a tener hasta la misma función
que tiene un periódico: transmitir los relatos de las batallas, de las hazañas
de personajes o incluso, eventos como el descarrilamiento de ferrocarriles;
sucesos que eran plasmados en este género épico- lírico para que, de esta
manera, “las multitudes iletradas” se enteraran de lo sucedido.
Entre todo ese extenso catálogo de canciones, también
encontramos algunas que puntualizan acontecimientos de la época colonial, de la
Independencia; haciendo alusión, incluso, a personajes de los que jamás
escuchamos hablar ni en libros ni en ningún otro medio; sabemos de ellos sólo gracias
a estos corridos.
A veces pienso que los compositores de corridos mexicanos,
fueron como los aedos griegos que cantaban las epopeyas épicas acompañados de
una cítara; mientras que el cantante mexicano, relataba coplas de batallas
revolucionarias quizás acompañado de una guitarra.
Como estudiante, puedo intuir que esta música popular
puede servir de manera introductoria a ciertas historias y, ¿por qué no decirlo?,
como fuente para conocer y estudiar, aquellos sucesos o personajes de los que
nunca escuchamos hablar y que están presentes en las letras de estos corridos.
Como anécdota puedo contar que, cuando era yo pequeña y
mi único acceso para aprender historia eran sólo los libros de texto, escuché
por primera vez “La maldición de Malinche” de Amparo Ochoa, ahí comprendí sobre
los trecientos años que estuvo sometido México, ante los españoles; o el
corrido de “La muerte de Zapata”, que relataba con exactitud como fue ultimado
el General.
En ese entonces, a mi corta edad, sin elementos para
poder alcanzar una comprensión cuando leía una historia, sí pude hacerlo por
medio de los corridos que mi padre escuchaba para recordar a mi abuelo, que
siendo muy joven participó en la revolución. Para mí fue más fácil conocer a
todas las figuras revolucionarias de esta manera; con todo este conjunto de
letras, música y sentimiento, pude tomar cierta conciencia de lo que vivieron y
sufrieron aquellos héroes, incluido el abuelo Felipe, que lucharon por todos
los que vendríamos después para no seguir sometidos a los hacendados.