Samhain y Halloween comparten ciertas características, como el reconocimiento de la muerte y la conexión con el más allá, no obstante, existen diferencias importantes en su enfoque y significado.
Han transcurrido diez
meses del 2024 y estamos en octubre, en la cultura popular se le conoce como el
mes de las brujas porque se celebra Halloween, una fiesta estadounidense que se
ha expandido alrededor del mundo. Aunque el carácter de esta festividad es
comercial, proviene de civilizaciones antiguas.
El Samhain,
es una festividad celta que marca el fin de las cosechas y el inicio del
invierno, sus raíces se encuentran en la cultura y la espiritualidad de los
pueblos europeos antiguos. A lo largo del tiempo, dicha tradición ha sido
adoptada, transformada por diversas culturas, dando origen a lo que se conoce
hoy en día como Halloween. Pero, ¿qué elementos conservó y cuáles modificó o eliminó?
Pues bien, en esta columna, se responderá a esta pregunta, abordando su
evolución histórica y la forma en que ambas reflejan la conexión del ser humano
con la vida, la muerte y el más allá.
Samhain,
celebrado el 31 de octubre, es parte de los cuatro festivales celtas junto a
Imbolc, Beltane y Lughnasadh. Para los antiguos celtas, esta fecha anunciaba la
culminación del año agrícola y el comienzo del invierno, se creía que, durante
ese día, el portal entre el mundo de los vivos y el de los muertos se abría,
permitiendo que los espíritus de los ancestros regresaran a la Tierra.
Las
actividades que los pobladores realizaban eran encender hogueras, rituales de
adivinación y banquetes en honor a los difuntos. Las comunidades se reunían
para recordar a sus seres fallecidos, llevando alimentos y bebidas a sus
tumbas, pues era un momento de reflexión. Al mismo tiempo guardaban respeto, sintiendo
temor hacia las fuerzas desconocidas que podrían rondar en la oscuridad.
Con el
ascenso del cristianismo, un gran número de costumbres paganas fueron
transformadas o incorporadas en nuevas festividades. En el siglo VIII, el Papa
Gregorio III declaró el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, tiempo
para honrar a los mártires y santos. La noche previa, es decir el Samhain, se
le nombró "All Hallows' Eve" o "Víspera de Todos los
Santos", que más tarde se abreviaría Halloween.
A través de
los años, el Halloween adquirió elementos de distintas tradiciones culturales,
incluyendo el "truco o trato" ("trick or treat"), costumbre
de la cultura irlandesa y escocesa, la cual se cree, tiene origen en la
práctica de "souling", donde los pobres recorrían casa por casa,
pidiendo alimentos a cambio de rezar por las almas de los difuntos.
Ahora bien,
Samhain y Halloween comparten ciertas características, como el reconocimiento
de la muerte y la conexión con el más allá, no obstante, existen diferencias
importantes en su enfoque y significado. El Samhain es una celebración de la
vida y la muerte, para honrar a los ancestros, reflexionando sobre el ciclo
natural de la existencia. Por otro lado, Halloween se ha convertido en una
festividad de carácter más comercial, en la que predominan los elementos de
miedo, disfraces y celebración.
Otra diferencia entre ambas festividades, es su naturaleza. Mientras que el Samhain se centraba en rituales y solemnidad, el Halloween ha adoptado un carácter más lúdico y en ocasiones superficial. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿cómo las festividades van perdiendo su significado original a medida que se adecuan a las corrientes culturales modernas?
Actualmente
la "noche de brujas", es una de las festividades más celebradas en
los Estados Unidos y en otros países a lo ancho del mundo. De esta
comercialización se derivó una diversificación de productos: disfraces,
decoraciones y golosinas. Sin embargo, su reajuste no está exento de críticas,
algunos argumentan que la comercialización ha despojado a Halloween de su
conexión histórica con la muerte y el misterio, transformándolo en una
celebración vacía y superficial.
A pesar de
ello, hay quienes intentan recuperar el espíritu original de Samhain dentro de
la celebración moderna de Halloween. Grupos neopaganos y wiccanos han rescatado
tradiciones antiguas, promoviendo ceremonias que honran a los muertos y
conectan con la naturaleza. Este movimiento ha fomentado un interés renovado en
las prácticas espirituales que celebran la vida y la muerte de manera más
significativa.
Ambas
celebraciones, aunque distintas en su expresión, nos invitan a reflexionar
sobre nuestra relación con la muerte. En una sociedad que a menudo evita el
tema, estas festividades ofrecen una oportunidad para confrontar el miedo y la
incomprensión que rodea la muerte. Recordar a nuestros seres queridos
fallecidos, ya sea a través de rituales en Samhain o a través de la tradición
de los disfraces y las calaveras en Halloween, nos ayuda a aceptar la muerte
como parte natural de la vida.
La muerte es
tanto un final como un inicio, puesto que homenajear a los que han partido,
podemos encontrar consuelo y comprensión en el ciclo de la vida. Esta
perspectiva es fundamental para entender por qué el Samhain y el Halloween han
prevalecido a lo largo del tiempo, acoplándose a nuevas culturas y
generaciones.
El Samhain y
el Halloween, aunque en muchos aspectos, comparten un legado profundo que nos
pone en contacto con nuestra humanidad. Al celebrar el segundo, sabemos que
tiene sus raíces en el Samhain y reflexionar sobre el valor del lazo que nos
une a nuestros ancestros, la muerte y el cambio de estaciones. Esta celebración
nos exhorta a confrontar el miedo, enaltecer la memoria de nuestros
antecesores, recordándonos que, pese a las transformaciones culturales, la
búsqueda de conexión y comprensión del ciclo de la vida es el verdadero
significado de estas fiestas.