Instantes Históricos de la CDMX - Reseña del libro: Los bienes de la Iglesia en México 1856-1875. De Jan Bazant por Ana del Carmen Pérez Romero



El libro provoca al lector hacer una reflexión sobre el tema de los bienes y la manera en cómo la Ley Lerdo asumió que sería la solución para activar y mejorar la hacienda pública mexicana.

El primer antecedente de nacionalización de los bienes eclesiásticos fue Francia en 1878, el gobierno lo llevo a cabo durante las guerras revolucionarias y napoleónicas, su objetivo era remediar la quiebra del erario y dicha idea se propago a lo largo de las diferentes colonias americanas.


            Sin embargo, para la Nueva España se hace un decreto en 1804 en donde se ordena la recaudación los capitales de las capellanías como también los capitales religiosos destinados a las obras pías. Esta desamortización fue suspendida poco antes de la guerra de Independencia, para ese entonces la cantidad que lograron obtener de dicha recaudación fue de 12 millones de pesos, cantidad enorme para ese entonces.


            Después del triunfo de la independencia y el nacimiento de la nueva nación mexicana, el sector de gobierno llamado hacienda que actualmente sigue funcionando, propuso una nacionalización de los bienes eclesiásticos, pero se quedó a un nivel de propuesta. Solo debía pasar un breve tiempo para que, en 1843, Santa Anna se interesará mucho en los bienes eclesiásticos y será quien realice un cuadro de los bienes de cada convento de la nación mexicana, algo así como un inventario. 


Poco tiempo después aparece la Ley Lerdo de 1856, a primera vista sería la solución para obtener los recursos financiero para sacar adelante a la nación, ya que los liberales buscaban en estas propiedades eclesiásticas generar más la producción agrícola y ganadera ambos sectores eran la puerta para desarrollar la economía, ya que la minería era fuente principal de la economía durante el Virreinato estaba en una situación un tanto decadente.


Ahora bien, las grandes propiedades rurales estaban en manos muy selectivas y existían muy pocas a manos de la Iglesia. La pirámide de las clases económica en ese periodo de tiempo estaba conformada principalmente por terratenientes rurales, los hacendados algunos de ellos descendientes de la nobleza virreinal y el segundo nivel los comerciantes, de ambos sectores eran importantes ya que en ellos recaía gran parte de la economía mexicana. El sector eclesiástico no posee un papel activo, eso es que no aparece dentro de esta pirámide económico ya que no generaba y mucho menos aportaba para el desarrollo de esta actividad.


Debemos decir que la economía dentro de la Iglesia era diferente entre el sector regular y el clero secular. Los regulares dependían principalmente de los bienes raíces y los capitales investidos en préstamos hipotecarios. Debemos destacar que las monjas al ingresar al convento daban una dote de 3000 a 5000 en forma de una renta perpetua en gran parte de los casos mediante una hipoteca de algún inmueble que los padres poseían. Los conventos recibían también cantidades variantes por concepto de limosnas. Muchas de estas mujeres que ingresaban al convento solamente poseían fincas urbanas.


            Por otro lado, los conventos de mujeres eran más ricos que el de los hombres, debido a que los conventos fue el refugio paralas hijas de familias acomodadas y las dotes que se entregaban se quedaban después de su muerte incorporándose de esta manera a las propiedades del convento. También debemos decir que los colegios están bajo el mando del mando regular.


 En cambio, el clero secular que componen los obispos y los canónicos vivían principalmente de los diezmos, las primicias y las fiestas patronales, los curas vivían de los derechos parroquiales y misas. Con lo anterior podemos afirmar que la economía del sector regulara era mayor que el clero secular. En consecuencia, podemos afirmar que la Ley Lerdo tiene como objetivo regular dichas propiedades y una vez que estén en “orden” se podían a la venta y de este modo se comenzaba a mover mediante el mercado de bienes raíces estas propiedades. Estas fincas rusticas servirán para la actividad económica de ganadería y agricultura.


            Por último, el libro provoca al lector hacer una reflexión sobre el tema de los bienes y la manera en cómo la Ley Lerdo asumió que sería la solución para activar y mejorar la hacienda pública mexicana, pero nunca se imaginaron que dicho proceso sería complejo, se requiere de hacer más investigación respecto al tema y de esta manera comprender con mayor claridad estos procesos en donde los liberales radicales y la Iglesia entraron en conflicto.


 

Tal vez te interesen estas entradas

No hay comentarios