El Tlacuilo - ¿Difusión o divulgación de la historia? por Luis Daniel Miranda García


La difusión se realiza entre pares o iguales, es decir, entre especialistas que comunican resultados y logros dentro de su campo profesional. Por el contrario, para hacer divulgación es indispensable proceder multidisciplinariamente y familiarizarse con distintos medios para comunicar el conocimiento. Se trata de desempacar las ideas, contextualizarlas y hacerlas accesibles.

La difusión de la historia se ha vuelto un fenómeno en nuestros días, tan solo en la licenciatura en historia en la ENAH hay tantos proyectos como nunca antes se había visto. Lo anterior forma parte de un intercambio que tuve con mis colegas y profesores en la licenciatura. Ante esto, la divulgación científica – como prefiero nombrarla – juega un papel crucial en la comunicación del conocimiento histórico.


Al echar un vistazo entre lo que distingue a la difusión de la divulgación, he podido deducir que, la difusión de la ciencia, se centra en la comunicación entre especialistas, mientras que, la divulgación busca hacer accesible el conocimiento científico a un público amplio y variado. Hablamos de una actividad que se ha configurado como un intercambio, más bien un compromiso, que tiene por objetivo compartir un saber, en este caso, histórico-científico, con el público en general. En este contexto, se vuelve necesario buscar referentes para justificar nuestro andar en la divulgación, en mi caso, Carl Sagan, científico y divulgador, ha tenido un impacto significativo en mi manera de percibir y valorar la ciencia.


Me parece que la distinción entre divulgación y difusión se vuelve necesaria para comprender su alcance y objetivos. Enriqueciendo la idea anterior, la difusión se realiza entre pares o iguales, es decir, entre especialistas que comunican resultados y logros dentro de su campo profesional. Por el contrario, para hacer divulgación es indispensable proceder multidisciplinariamente y familiarizarse con distintos medios para comunicar el conocimiento. Se trata de desempacar las ideas, contextualizarlas y hacerlas accesibles.


De vuelta con Carl Sagan, me parece que su influencia es indiscutible si hablamos de aplicar técnicas y herramientas para popularizar la ciencia. ¿Conoces a Carl Sagan? Nacido en 1934 en Nueva York, fue un astrofísico y divulgador científico destacado por su capacidad para explicar conceptos complejos de manera accesible y, sobre todo apasionada. Su obra más conocida, la serie televisiva Cosmos, ha inspirado a generaciones a interesarse por la ciencia y la astronomía. Además de sus logros en ciencias planetarias y su activismo por la paz.


Sagan nos sigue influenciando, su labor como científico y divulgador ha trascendido el tiempo, nos mostró cómo la divulgación puede despertar vocaciones científicas y fomentar una cultura en torno a la divulgación. Una apreciación pública de la ciencia, todo por medio de sus libros, conferencias, proyectos e iniciativas. Lo anterior, implica un impacto significativo en el público, mismo que, al interactuar con los proyectos de divulgación y su puesta en escena, ven en la ciencia histórica una característica distintiva en la sociedad y por medio de estos, volverse participes del rumbo mismo que toma la sociedad.


Ante lo dicho, los historiadores debemos aprender a utilizar diversos recursos comunicativos para diseñar proyectos que respondan al interés por la historia de personas de edades, contextos e intereses distintos al nuestro. Al igual que en la divulgación científica, el uso de medios audiovisuales y tecnologías multimedia se vuelve indispensable para transmitir la historia a un público diverso.


Finalmente, la divulgación de la historia cumple una función social fundamental al democratizar el conocimiento y fomentar una cultura de apreciación histórica. Nuevamente, la influencia de divulgadores como Carl Sagan y muchos otros también de nuestros días, demuestra el impacto duradero que una comunicación eficaz puede tener en la sociedad, inspirando curiosidad por el conocimiento. Me parece que la meta es la proyección de estos principios en la divulgación de la historia, de esta manera, prepararnos como comunicadores capaces de llevar el saber más allá de las aulas. Ahí donde el conocimiento crezca en correspondencia y el saber académico no sea colonizador sino sincrético.

 

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