La creación del primer observatorio, se debió a un acontecimiento político, naciente de la preocupación producida por los científicos positivistas nacionales; también se debía a los intereses intelectuales y sociales, por el auge de las ciencias físicas a finales del siglo XIX.
Desde
tiempo remotos, el hombre ha puesto su mirada contemplando la luna, el sol y
las estrellas en una noche despejada, gozando del espectáculo que conlleva el
curso de los astros: no es más que observar miles de estrellas viejas, donde la
luz a tardado miles de millones de años en viajar. La observación de sus iluminaciones, también
ha creado grandes poemas y versos ante este fascinante universo, como el que
escribió Refugio B. de Toscano en el Boletín
de la Sociedad Astronómica de México en el año de 1905:
Y noche a noche a, al
levantar los ojos.
Al tachonado cielo,
cuando el tiempo,
Sereno y apreciable,
Como un imán me atrae;
Cuando ni el viento, ni
la lluvia azotan.
Cuando las nubecillas
juguetonas.
No interponen traviesas
sus vapores.
Entre el ojo y el
cielo.
En
México el primer observatorio astronómico, se inauguró en 1867 en el Palacio
Nacional de la Ciudad de México, durante el triunfo de la Republica encabezada
por Juárez. Donde participó en las nuevas leyes de Instrucción Pública, el
ingeniero en geodesia: Francisco Díaz Covarrubias, encabezando una expedición
internacional para observar el paso de Venus por el disco solar, visible en
Japón en 1874, trabajando junto a Francisco Bulnes, Agustín Barroso y Manuel
Fernández Leal.
La
creación del primer observatorio, se debió a un acontecimiento político,
naciente de la preocupación producida por los científicos positivistas
nacionales; también se debía a los intereses intelectuales y sociales, por el
auge de las ciencias físicas a finales del siglo XIX. Es por ello que
Covarrubias junto con Gabino Barrera, elaboran un plan de estudios en la Escuela
Nacional Preparatoria, donde se introduce la primera materia de cosmografía.
Para
el 5 de mayo de 1878, es cuando se crea el Observatorio Astronómico Nacional y
entra en funcionamiento en 1882. Para que este acontecimiento sucediera, dos
años anteriores, el general Vicente Riva Palacio, ministro de Fomento durante
la presidencia de Porfirio Díaz, giró instrucciones al ingeniero Ángel Anguiano
para que adecuara una construcción en el Castillo de Chapultepec, con el
propósito de instalar los instrumentos astronómicos.
Entre
los instrumentos que se instalaron fueron: dos telescopios para medir el azimut
de los astros, un gran telescopio refractor que tendría un largo de 5.5 metros,
un anteojo Ertel construido en Alemana Múnich y un círculo meridiano. Cabe
mencionar que mucho de estos aparatos eran reciclados, debido a que no se contaba
con el presupuesto necesario para adquirir nuevos instrumentos.
Como conclusión, el primer Observatorio Astronómico Nacional, es parte de una larga tradición en la astronomía de México, debido a que desde tiempos prehispánicos había un interés en el estudio de los astros, pero con otro propósito. Es hasta finales del siglo XIX cuando se institucionaliza por parte de ingenieros, para estar a la par de los países europeos en su estudio, otorgando una identidad propia.
Comisión Astronómica Mexicana.
De pie. Izq. a derecha. Francisco Jiménez, Francisco Díaz
Covarrubias, Francisco Bulnes. Sentados, Izq. a derecha. Agustín Barroso y
Manuel Fernández Leal. Archivo Histórico de la UNAM.
Primer
Observatorio Nacional- Castillo de Chapultepec. Archivo Histórico de la UNAM.