El
positivismo marcó un cambio para la mentalidad de las sociedades europeas, por
primera vez el conocimiento deja de ser un asunto divino y se vuelve una
cualidad del hombre, dándole una gran importancia a las ciencias naturales y
sus leyes, por medio de ellas se permitiría entender a la sociedad, no había
algo más exacto y preciso que la ciencia. La corriente positivista permitió
reorganizar a la sociedad bajo las leyes naturales, permitiendo que hubiera una
mayor organización tanto social como mentalmente, llegando al progreso material
y económico de una nación prospera.
El grupo
político que empezó, en un primer momento, por implantar las ideas de la
corriente positivista en México fueron los liberales, vencedores tras la Guerra
de los Tres años, acontecida durante los años de 1858-1861, entre los dos
grupos políticos de ese momento que luchaban por el poder: liberales y
conservadores, y que fueron apoyados por la naciente clase media mexicana.
El
positivismo consideraba a la Iglesia, como la institución que no permitía el
tan anhelado progreso, según Gabino Barreda “la filosofía positivista no
aborrece a los teólogos ni a la teología. A los primeros los considera como
retardados en la marcha de la Humanidad y procura allanarles e iluminarles el
camino del progreso y de la emancipación” (Horvaht, 2005, p.19).
El
discurso de la “Oración Cívica”, que se pronunció en Guanajuato, México, por la
Conmemoración del 57 aniversario del Grito de Independencia, se considera como
el discurso que dio origen a la fundación del positivismo, dicha oración, que
Gabino Barreda bien puede considerarse el discurso fundador del positivismo en
México, ya que en ella va mencionado las etapas por las cuales ha transcurrido
la vida del país según el positivismo.
La
corriente positivista, se encuentra entre la transición de una lógica
absolutista tradicional a una lógica relacional procesual, es decir, una lógica
basada más en las leyes de las ciencias, como lo menciona Laura Ibarra García:
“El positivismo, es una forma de pensamiento que se encuentra en la transición
de una lógica absolutista tradicional a una lógica relacional-procesual”
(Ibarra, 2013, p.25).
Aunque la
corriente positivista planteaba grandes avances en los diferentes aspectos de
la sociedad mexicana, no todos aceptaban con agrado las ideas de la corriente
positivista, como fue el caso del grupo de los escolásticos “En principio
diremos que la Escolástica es el movimiento teológico y filosófico que intentó
utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación
religiosa del cristianismo”, este grupo representaba a la iglesia, y los
beneficios que habían logrado tener a lo largo de los años, primeramente
durante el mandato de la corona española en estas tierras y posteriormente
durante, los primeros años del México Independiente, además de que sus
enseñanzas se contraponían con las del positivismo, cabe decir que entre los
mismos liberales no apoyaban del todo la mencionada corriente como fue el caso
de los liberales radicales (Vargas,2005,p.15).