Humanizando la Historia - Hipatia de Alejandría por Laura Paola Berdeja Loera

Laura Paola Berdeja Loera (Universidad Anáhuac)

Cristianos y paganos por igual hablaban de ella con una admiración que no sabía si querían estar con ella o ser ella...

Un día en la universidad, me sentí hipócrita: yo siempre me he jactado de ser nerd, de que la historia había sido mi refugio para estar y soñar y los libros me acompañaban más que cualquier amistad que tuve en la secundaria. Una supuesta feminista que no conocía mas que Cleopatra, Maria Antonieta y Juana de Arco, los personajes históricos que todos conocen y que las únicas mujeres de su estante eran la autora de los libros de Crepúsculo, Divergente y Juegos del Hambre. Puede que suene ilógico o infantil, pero el día que me di cuenta de esto sentí culpa, cómo limpiar trastes en todos lados menos en mi casa, las mujeres en la historia eran invisibles para mí.


Mi profesor de filosofía, un hombre carismático calvo, gordito, de lentes, se sentaba y enseñaba con tanto gusto que era más fácil memorizar su clase por imaginación que por escritura. Pocas veces se me han pasado 3 horas tan rápido, ni cuando vi Avatar. En esa clase, el profesor nos contaba de Hipatia de Alejandría, se llamaba así porque nació en una de las 16 ciudades en ese entonces llamadas Alejandría, gracias a que Alejandro Magno no quería que nadie olvidara que él mismo fundó esas ciudades. Ella creció como yo, o más bien, yo crecí como ella. Ambas tuvimos un padre que nos pagó una gran educación, ella destinada a la grandeza, se hizo filósofa, profesora, matemática, astrónoma e incluso mecánica; yo por mi parte, no se como cambiarle el aceite a mi carro y me hice internacionalista. 


Aunque no hay suficiente evidencia de sus descubrimientos, sí existe una avalancha de escritos de los hombres que escribían sobre su proeza e inteligencia, la describen tan detalladamente como bella, talentosa e inteligente, como una profesora ejemplar. Cristianos y paganos por igual hablaban de ella con una admiración que no sabía si querían estar con ella o ser ella. El historiador cristiano Sócrates de Constantinopla, la describe en su Historia Eclesiástica.

“Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia... que logró tales logros en literatura y ciencia que superó con creces a todos los filósofos de su tiempo… Debido al dominio de sí misma y a la facilidad de modales que había adquirido como consecuencia del cultivo de su mente, no pocas veces aparecía en público en presencia de los magistrados. Tampoco se sintió abrumada por acudir a una asamblea de hombres. Porque todos los hombres, por su extraordinaria dignidad y virtud, eran los que más la admiraban.”

Lo que más sabemos sobre ella proviene de sus amigos y alumnos, como Sinesio de Cirene y Orestes, un pagano, quienes fueron dos de las figuras más importantes en su vida. Sin contar a la más importante, su padre Teón, quien le brindó una educación excepcional, y el segundo, Cirilo de Alejandría, porque fue quien la llevó a la muerte. Quisiera hacer una mención honorífica a Damascio, porque pocos pretendientes rechazados cuando declaran su amor, reciben con una toalla sanitaria sucia, con el comentario “Esto es lo que realmente amas, joven mío, pero no amas la belleza por sí misma.”

Su amigo de toda la vida, Orestes, quien era gobernador romano de Egipto, compartía con Hipatia una visión secular de la vida. Ambos creían en la importancia de vivir de acuerdo con sus ideales, sin dejar que las creencias impidieron su relación o su búsqueda de conocimiento. Sin embargo, en el contexto del creciente poder del cristianismo, esta postura se volvió peligrosa y terminó convirtiéndolos en enemigos del pueblo. 

Tras dedicar unos 50 años de su vida al celibato, enseñando y defendiendo a personas de todas las religiones, Hipatia fue asesinada por un grupo de fanáticos religiosos, invitados por Cirilo  y quemada a las afueras de la ciudad, por su influencia negativa en el gobernador Orestes en contra del cristianismo., Cirilo de Alejandría, se convertiría en el Santo Patrón de la ciudad, y fue conocido como "Pilar de la Fe".  

A pesar de la tragedia me gusta su historia, si ver a tantos hombres como protagonistas de la historia fuera un obstáculo para descubrir historias de mujeres, sería casi imposible. Como ‘las 6 esposas de Enrique octavo’ o ‘las musas de Apolo’,  Investigando, me di cuenta que las mujeres que no eran esposas de grandes hombres como Aquiles y Odiseo, que eran un tipo de moneda como Helena; eran monstruos como Medusa, la cual fue víctima de acoso. Las que tenían conocimiento de su talento tenían destinos lúgubres, la competencia de Aracne contra la diosa Atenea hizo que se convirtiera en araña, las curiosas como  Pandora, hacen que se desatara todos los males. Siento que en la historia y en la literatura, las mujeres han causado más desastres por las mismas cualidades que los hombres. Al final, Hipatia fue asesinada, mientras que Orestes, continuó su vida sin consecuencias, incluso uniéndose a los espartanos, como si nada hubiera pasado.

Yo misma había aprendido a ser mesurada, no expresar mis sentimientos con demasiada fuerza, a callar y no hacer olas. Pero la historia de mujeres como Josefa Ortiz Téllez Girón (más conocida como Josefa Ortiz de Domínguez), Hermila Galindo, y Eulalia Guzmán, una gran antropóloga mexicana, me inspira profundamente. También pienso en las historias de mujeres cercanas a mí, como mi abuela, que crio a su familia sin un esposo; mi abuela materna, que ha enfrentado las batallas más duras con una fortaleza admirable; y mi madre, que día con día se supera a sí misma. Veo esa misma fuerza en mi sobrina, quien quiero que el cielo sea el límite para ella. 

La fuerza está presente en todas las voces: en las altas, como la de Juana de Arco, exigiendo al rey que le otorgara una armada porque sentía que Dios se lo pedía, y en las bajas, como la de Penélope. También en la historia de Zaha Hadid, la primera arquitecta en recibir el prestigioso Premio Pritzker de Arquitectura. No necesitas ser extrovertida ni ruidosa para cambiar el mundo. Lo único que realmente importa es ser tú misma. A veces, creo que para mí ya es tarde, pero también sé que Vera Wang diseñó su primer vestido a los 40 años. Nunca es tarde para dejar una huella.

 

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