Nuestros Problemas - Problemática histórica y problemática social: un ejemplo por León Bravo

 

León Bravo (ENAH-FFyL)
Contacto: leonardobl12@gmail.com



"La historia pone las bases de la comprensión de la cuestión social, más no su resolución"



El propósito de esta columna o seguidilla de trabajos es dar a conocer un número de cuestiones pueden considerarse un problema tanto histórico como social, o, en otras palabras, como algo aún pendiente de una solución suficientemente satisfactoria como para que no nos cause jaquecas.


Primero, no es suficiente con enunciarlos al aire, pues parece que solo con expresarlo se puede pasar por un sujeto crítico; sin embargo, lo que siempre tendrá valor es el contenido de este, lo que posibilita o abre la participación al dialogo, que ya abierto debe seguirse y no irse por la tangente; Pues ¿qué no es sino las interacciones entre personas lo que posibilita el ensanchamiento de nuestro conocimiento?


En efecto, el señalarlo no es suficiente –expresado de manera elemental– solo partimos de lo dado, de los hechos empíricos, de lo que está ahí de por medio, y es hasta que los esfuerzos intelectuales, la intervención de los pensamientos, les otorga un orden y una lógica a esos hechos. Dicha operación “No lo saben, pero lo hacen”; y es esta abstracción, en el buen sentido, la que debe ser reconocida cuando uno se acerca a un problema para llevar a cabo una mejor elaboración y determinar el saber de cuáles y cómo son formadas estas relaciones sociales que originan los problemas de la comunidad.


Por ende, si los problemas históricos en primera instancia es tratar de dar razón de un proceso y los problemas sociales son un aquí y ahora que nos presenta un conflicto entre sus partes. Entonces lo que los vincula en el mismo tiempo, es que la historia pone las bases de la comprensión de la cuestión social, más no su resolución. Distinguiendo esto, nuestros problemas tienen validez tanto para la investigación como para el debate público, o en otras palabras “juntos, pero no revueltos”.


En el caso de mi primera nota, presento algunas aclaraciones. Esta había sido enviada a la revista Enpoli con la esperanza de que viera la luz del día y, todo lo contrario, lo rechazaron. La justificación que recibí fue que mi “punto de partida respecto a la no historia prehispánica o mesoamericana es discutible desde lo que Dussel plantea cuando habla del mito de la modernidad.”


Por lo que quiero aclarar que mi objetivo no es “negar al otro”, sino que dicha reconstrucción del otro no es sino por medio de la invención de Occidente, de la modernidad. Y, al contrario, no dudo que haya existido en Mesoamérica un conocimiento filosófico y una vivencia propia de los acontecimientos de la conquista y posteriores; solamente que el relato construido bajo tal presunción no representa esa historia en cuanto tal.


Más bien, este posicionamiento implica una postura agnóstica; esto es, el no caer en algún extremo, ya sea, el afirmar algún contenido como puramente mesoamericano o el negar la existencia de un mundo civilizado. Así como, hacer la invitación a nuevas formas de investigación y acercamiento a aquella cuestión que nos den resultados que no atenten contra la rigurosidad disciplinaria y la dignidad de las personas en cuestión.


La respuesta a la querella presentada tiene su historia; ya que, ha sido una polémica tan fuerte que en estos años se ha marcado y que no depende de un evento concreto, sino de varios que han acaecido: la petición de AMLO a Felipe VI para que se disculpe por la conquista, la retirada de la estatua de Colón en Reforma, los quinientos años de la conquista (o resistencia indígena), o cada año la conmemoración del descubrimiento (o invención, o invasión) de América.


Sin embargo, la raíz de los dimes y diretes proviene de las contradicciones tanto materiales como discursivas de la sociedad mexicana, que en momentos de coyuntura se encienden, y lo que hacen es tan solo mostrar la complejidad y relevancia de dicha problemática. Tal fenómeno puede ser análogo al resto de Latinoamérica, claro, con sus matices.


Solo se ha expresado lo más urgente a considerar si se quiere tomar una postura crítica frente a tal tema; el cual había tratado ya antes: Hay de extremos a extremos: Identidad, dignidad y perdón, Saber qué historia queremos escribir nos dirá que hacer con Colón, 500 años: realidad histórica o imaginario político y La historia, la identidad nacional y la ética: Breve reflexión sobre la conquista


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